Aún sin resolver, derecho de vía en el Paso Express
Hay al menos 250 predios afectados por la ampliación de carriles en esta pista, la cual ya opera
El Paso Express no solo es un lugar que ya ha dejado muertos, sino que, además, en muchos tramos quedó peligroso. Muy peligroso: está construido a unos metros, a veces a centímetros de centenas de inmuebles. Hay casas que parece que van a colapsar en cualquier momento y otras que, desde adentro, dan la impresión de que pudieran ser impactadas a alta velocidad por un vehículo.
El Paso Express enfrentó problemas con el derecho de vía que, a cuatro meses de su inauguración, aún no concluyen. A lo largo de los 14.5 kilómetros que comprende la vialidad, al menos 250 predios resultaron con algún tipo de afectación, debido a que se encontraban dentro del derecho de vía, según información de la Dirección General de Carreteras de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT).
De ellos, 143 corresponden al régimen ejidal (unas 43 hectáreas) —ubicados en cinco núcleos agrarios que están en proceso de expropiación ante la Sedatu—; y 107 son propiedad particular (1.2 hectáreas).
En todos los casos se trata de terrenos legalmente ocupados, por lo que para la ampliación de carriles tuvieron que ser expropiados o fueron sujetos de compraventa. En 2015, la SCT inició el proceso de liberación de derecho de vía, pero todavía restan por lo menos 16 inmuebles que deberán ser reubicados por cuestiones de seguridad.
Ha sido un proceso costoso no solo en vidas. De acuerdo con información del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), la SCT destinó 152 millones 181 mil 294 pesos a través de diversos contratos con empresas para realizar el proceso de liberación del derecho de vía.
En un recorrido realizado por MILENIO se observó que los principales problemas de la vialidad se ubican del lado derecho, con dirección a Acapulco, desde su inicio hasta un poco más adelante del kilómetro 93+800, donde se abrió el socavón que cobró la vida de dos personas. En este tramo, los muros de contención apenas dividen por centímetros los hogares de la carretera.
Los habitantes de colonias como Las Águilas, Satélite, Barona, y poblados como Acapatzingo, Chapultepec y Chipitlán, viven literalmente pegados al paso de vehículos pesados. En algunos casos, a un lado de la vía de alta velocidad hay albercas y jardines. Y gente ahí, sin miedo aparente que un vehículo vaya a accidentarse sobre ellos.
Los caminos vecinales y los pasos peatonales de cuatro pueblos y más de 10 colonias que atraviesa la vía fueron clausurados o modificados, lo que genera riesgos para los habitantes.
Por ello, vecinos y autoridades auxiliares reclaman las modificaciones porque sus antiguos atajos ya no existen, y ahora tienen que pasar de una colonia a otra mediante transporte público o exponerse al peligro de los automóviles, debido a la falta de acotamientos y pasos peatonales seguros. Hay gente que camina sobre la vía rápida.
En 2014, el testigo social de la obra, Enrique Alcántara, un experto que vigiló el proceso de licitación del Paso Express, advirtió que habría problemas: que estaban ocupados unos 304 mil 500 metros cuadrados del derecho de vía, por lo que para la ampliación sería necesaria una regularización de alrededor de 275 mil 500 metros cuadrados de terreno.
Añadió que el derecho de vía existente solo permitía la ampliación a cuatro carriles de circulación por sentido, no de cinco como finalmente quedó. “Esta obra, tiene el mayor número de riesgos de importancia, puesto que primero el gobierno del estado se inclina más por un segundo nivel, cuyo costo-beneficio no se ha calculado, contra la ampliación (Paso Express), que presenta el mayor número de problemas, principalmente por la invasión del derecho de vía, como afectación al medio ambiente”, expuso en su informe ante la SCT.
Precisamente la SCT autorizó la ampliación de carriles cuando aún no finalizaba el proceso de liberación de derecho de vía.
Miguel Rojas, presidente de la Cámara de la Industria de la Construcción en Morelos, consideró que antes de comenzar con la ampliación de la pista, lo recomendable era avanzar en gran medida con la liberación del derecho de vía. “El espacio que se tiene para la vía federal son aproximadamente 40 metros, pero normalmente debe haber una zona de amortiguamiento (o acotamiento) que son 10 metros a cada lado,
pero eso es lo que ya estaba ocupado. Empezaron a trabajar y planear ir negociando los terrenos conforme fueran avanzando”, explicó.
Pero las autoridades no lo realizaron así. “Llegaron, empezaron a trabajar sin hacer antes una socialización, sin conocer a la gente y ver cuál era la problemática, ellos trabajaron simplemente con el argumento de que era derecho de vía, la SCT actuó pero no socializó la obra”, señaló Gerardo Abarca, ayudante municipal de Acapatzingo.
A las viviendas que no fueron reubicadas solo se les colocó un muro de contención. Un muro que ante un impacto a alta velocidad podría servir de poco… A RAS Es el caso de María de los Ángeles Rangel, habitante de la colonia Ampliación Chapultepec, quien siente vértigo cada que se asoma por la ventana. “Es como asomarse al vacío”, menciona.
Su casa, que está a una altura de ocho metros del pavimento, quedó a ras del Paso Express, por lo que las constructoras solo le colocaron un muro de contención para soportar el inmueble.
Inicialmente, relata, la SCT le había prometido una entrada especial para su casa que habita desde hace más de 50 años, pero una mañana simplemente amanecieron sin banqueta en el frente y a ras de la vía. Ahora solo tiene un acceso por la parte trasera.
Con las obras, en la pared de una de sus recámaras se formaron grietas, por lo que desde marzo pasado, la señora solicitó a la delegación de la SCT en Morelos, la revisión de su inmueble, pero hasta ahora no ha obtenido respuesta. “Nos han dicho que somos un foco rojo porque estas casas pueden colapsar con un sismo y al colapsarse no nada más nosotros vamos a ser los afectados también va a haber una tragedia en la autopista. No tenemos ningún soporte de aquel lado”, reclama la señora Rangel.
En la casa contigua, vive la familia de Ernesto Rangel, cuyo inmueble se ha deteriorado con la ampliación de la carretera. Las obras también la dejaron a ras de la vía. “Estamos pa´l voladero”, dice. Lo que antes era el jardín de la propiedad, ahora es una terraza donde se han formado hoyos por el reblandecimiento de la tierra. La que fungía como fachada ahora está más endeble y procuran ya no acercarse demasiado, incluso, a pesar de que ahí se encuentra el medidor de luz. Por precaución decidieron ocupar las habitaciones más lejanas de la vía. “Nos da miedo que en cualquier momento se pueda derrumbar”, expone.
Hace unas semanas, un ingeniero de la SCT les visitó para adelantarles que recibirían una evaluación de su predio, pero hasta ahora no han tenido ni ofrecimientos de compra.
Para estas familias no está en sus planes reubicarse, pero lo empiezan a considerar: la vida es primero, dicen.
El peligroso derecho de vía del Paso Express…
María Rangel narra que un día amaneció sin banqueta y ahora entra por la parte trasera