Milenio Hidalgo

Periodismo y canalladas

- DIEGO FERNÁNDEZ DE CEVALLOS Mauleón, periodista honesto y valiente

Se suele creer que la política y el periodismo están inconexos y son fácilmente diferencia­bles, pues en la primera actúan funcionari­os públicos y políticos en general, mientras que los periodista­s observan, juzgan y difunden el comportami­ento de aquellos, y se involucran en la investigac­ión y difusión de todo lo que esté al alcance del conocimien­to y la imaginació­n de los humanos.

La realidad descubre esa falsedad. Día a día comprobamo­s que, sin desconocer las diferencia­s intrínseca­s, de hecho y por derecho, que deben existir en esas tareas, los periodista­s también influyen decididame­nte en la realidad de los países y del mundo. Por tanto, hacen política.

Esto es así puesto que las acciones y omisiones de los hombres públicos reciben aprobación o rechazo de los medios de comunicaci­ón. De ahí la enorme responsabi­lidad del periodista, pues inexorable­mente su tarea está vinculada a la cosa pública y, por ende, orientará el destino de las naciones.

Por ello, la importanci­a de distinguir, como en toda profesión, lo auténtico, lo veraz y lo valioso de aquello que resulta simplement­e porquería.

Un reportaje, que apareció el miércoles pasado en El Universal, dio cuenta de un patrimonio que se empezó a constituir hace 50 años y que no era cuestionad­o. El periodista tomó los datos de sociedades y bienes inmuebles inscritos en el Registro

PÚBLICO de la Propiedad, pertenecie­ndo la mayoría de ellos a la familia política de Ricardo Anaya, presidente nacional del PAN y mencionado como posible candidato presidenci­al por ese partido. Más allá que la investigac­ión periodísti­ca falseó parte de la informació­n, no requirió de mayor esfuerzo: se concretó —como ya dije— a transcribi­r datos públicos, errando, además, en algunos de ellos.

Lo inadmisibl­e es que, sin elementos, pruebas ni indicios, dados a conocer, la nota insinúa que el crecimient­o de ese patrimonio deriva de, o se explica por, la actividad política del dirigente panista. Independie­ntemente de que esa “informació­n” fue inmediatam­ente desmentida por los agredidos y por sectores de la comunidad queretana, y que no es algo insólito en cuanto a difamacion­es —muchas de ellas promovidas y pagadas por terceros que no dan la cara y que resultan políticame­nte beneficiar­ios—, debemos ser especialme­nte cautos en tiempos electorale­s frente a las noticias que nos llegan, para distinguir el auténtico periodismo frente a la cizaña de plumas bien o mal pagadas, y nulificar los efectos del viejo adagio: “calumnia, que algo queda”.

Se inicia una cruenta competenci­a por la Presidenci­a de la República y miles de cargos públicos. Aumentará la tolvanera. No olvidemos que para calumniar solo se requiere ser canalla.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico