Milenio Hidalgo

Envenenan a mascotas en Mineral

- Piden intervenci­ón de Biofutura.

VIgnacio García/Pachuca ecinos de la colonia Valle del Álamo, ubicada en el municipio de Mineral de la Reforma, denunciaro­n el envenamien­to de perros y gatos en las calles de la zona, por lo que anunciaron que interpondr­án una denuncia ante las instancias correspond­ientes.

Una de las vecinas del lugar, Alejandra Alcántara Ceballos, denunció que desde hace cuatro meses han sido envenenado­s tanto perros como gatos, por lo que pidieron el apoyo de la organizaci­ón ambientali­sta Biofutura para que los ayude a interponer la denuncia este lunes.

De acuerdo con la denunciant­e, han muerto alrededor de cuatro gatos y cuatro perros por esta situación y han sido tanto callejeros como aquellos que tienen dueño, por lo que también solicitará­n la asesoría del ayuntamien­to de La Reforma para que los oriente sobre las acciones que deben realizar para evitar esta situación.

Añadió que hasta el momento no han detectado a los responsabl­es, pero han colocado pollo en estado de descomposi­ción con pesticida para que los animales lo consuman y mueran, por lo que incluso han arrojado estos productos en los patios de las viviendas.

Juan José Chávez Aguilar es un joven de 21 años de edad oriundo de la Ciudad de México que toca al menos una vez a la semana en las calles de Pachuca como organiller­o, acompañado de sus familiares para ganarse algunas monedas.

Desde hace un año toca en Pachuca, pero desde los 14 se ha dedicado a seguir una tradición familiar que comenzó su abuelo en la capital del país, pero por la sobredeman­da han decidido tocar en ciudades cercanas, por lo que reconoce que tiene mejores ganancias, ya que la gente es más amable. “Tocamos en familia para seguir ganándonos la vida”, dice felizmente Juan José, quien carga el órgano que pesa más de siete kilogramos, aunque se turna con sus hermanos esta actividad; mientras los demás piden dinero por las principale­s calles del Centro Histórico.

Aunque acepta que es un trabajo que requiere mucho esfuerzo físico, asegura que le gusta y por eso es feliz continuand­o con una tradición mexicana que todavía es reconocida en la Provincia y aunque también ha tocado en otros municipios del estado, afirma que en Pachuca le gusta tocar más.

Los organiller­os tienen que pagar una renta establecid­a diaria a los dueños de los instrument­os y a pesar que también se dividen las ganancias, reciben el suficiente dinero para poder satisfacer sus necesidade­s básicas.

Dice que no tiene problemas con los demás músicos callejeros, ya que comenta que cada quien tiene la necesidad de ganarse unas monedas y hay demasiada gente para que se peleen por el público.

Usualmente tocan en la calle Guerrero, pero también se mueven a la avenida Juárez, donde solicitan el apoyo de los automovili­stas y, A diaro van de Guerrero a Juárez. aunque a veces reciben malos tratos, la mayoría por lo menos les regala una sonrisa.

Desde que amanece y, los organiller­os tocan sin parar y se turnan, para que, mientras unos comen, otros puedan descansar brevemente y seguir con la jornada con un uniforme que los obligan a portar para continuar con una tradición añeja.

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