¡Fracasará la inquina trumpista contra los migrantes!
El aprendiz resolvió cancelar el Programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia, que benefició a 800 mil jóvenes, 75% de origen mexicano, migrantes que arribaron a Estados Unidos antes de cumplir 16 años y recibieron permiso para estudiar y trabajar, licencias de conducir y seguridad social, que conservarán hasta su vigencia y luego vendría el riesgo de la deportación.
La inhumana decisión se pretende justificar con argumentos legaloides, pero de hecho confirma la “política” discriminatoria que siembra odio en el seno de la sociedad norteamericana y tanto gusta a Trump, quien además, con gran cinismo, se atrevió a expresar: Tengo mucho amor por esta gente...
En este contexto de zozobra y protestas se consolida un movimiento social plural, amplio y sorpresivo que condena dicha determinación y reivindica los principios
democráticos, libertarios e igualitarios que sostienen el auténtico sueño americano.
Por ejemplo, John Kasich, gobernador de
Ohio y ¡republicano!, manifestó: Queremos que todos los migrantes vengan a Ohio porque sabemos lo mucho que contribuyen a Estados Unidos. Estamos poniendo a niños, gente joven en peligro y éste no es el país que amamos. Mientras que Nancy Pelosi, líder demócrata en la Cámara de Representantes, sentenció: Es un acto de vergonzosa cobardía política y un despreciable ataque a jóvenes inocentes.
Rahm Emmanuel, alcalde de Chicago, declaró a la ciudad “libre de Trump” y a los dreamers les dijo: ustedes son bienvenidos en la ciudad de Chicago, éste es su hogar y no tienen nada por qué preocuparse. A su vez, Mark Zuckerberg, creador de Facebook: es particularmente cruel ofrecer a los jóvenes el sueño americano, alentarlos a salir de las sombras y luego castigarlos por ello.
En tanto, el presidente de Microsoft, Brad
Smith, señaló que: el Congreso debe aprobar una legislación sobre el DACA antes de adoptar
un proyecto de reforma tributaria, al tiempo que la Cámara de Comercio de Estados Unidos calificó la cancelación como algo contrario a los principios fundacionales estadunidenses y a los mejores intereses del país.
Así, con firmeza daremos las batallas sociales, jurídicas y morales que sean necesarias para que, con plenitud de derechos e independientemente de sus orígenes raciales y geográficos, todos los hombres y mujeres de bien que radican en la Unión Americana se integren a la nación.
El Congreso tiene en sus manos la oportunidad histórica de refundar al país con una buena reforma migratoria y los republicanos de recuperar la esencia del partido frenando la inquina presidencial. Parecería complicado pero… ¡sí se puede!