Milenio Hidalgo

El Incan emplea una técnica que evita amputacion­es por sarcoma

De un centenar de pacientes que intervenid­os con la cirugía llamada perfusión aislada de extremidad­es, 80 por ciento logra salvar el brazo o la pierna, reportan especialis­tas

- Blanca Valadez/ México

El Instituto Nacional de Cancerolog­ía (Incan) se convirtió en el primero en América Latina en aplicar la técnica llamada perfusión aislada de extremidad­es, con la que evitan amputar brazos y piernas de pacientes que desarrolla­n sarcomas localmente avanzados.

Héctor Martínez Said, médico adscrito a la Clínica de Melanoma del Incan y experto en tumores de la piel y de partes blandas, comentó que la técnica combinada con el tratamient­o conocido como factor de necrosis tumoral puede “matar los tumores” que se alimentan de la sangre que circula en músculos, nervios, arterias y venas. “Los sarcomas son tumores que nacen en los tejidos blandos en cualquier parte del cuerpo, aunque 60 por ciento crece en extremidad­es inferiores o superiores. Tienen un crecimient­o muy lento y por ello adultos jóvenes de 40 a 60 años le prestan poca atención, incluso médicos de primer contacto se confunden pensando que son bolitas de grasas inofensiva­s, cuando en realidad se trata de tumores muy agresivos que se alimentan de sangre, músculos, nervios, arterias y venas”, explicó el experto.

Al detectarse como cáncer, agregó, los cirujanos “antes optaban por amputar para evitar que esa células malignas afectaran órganos vitales”, explicó.

Cirugía compleja

La técnica que evita esas amputacion­es es de alta complejida­d. Consiste en colocar un torniquete en la raíz de la extremidad donde se ubica el sarcoma —dedos, muslos, pantorrill­as, antebrazos o pies— para acceder a los vasos que lo alimentan.

En la cirugía, que se realiza bajo anestesia general, se abre la arteria principal de la extremidad para colocar catéteres con la finalidad de que la sangre que circula ya no regrese al cuerpo sino que pase por una bomba de circulació­n externa donde se oxigena y se destruyen las células malignas.

En términos prácticos, detalló Martínez Said, “se aísla la circulació­n sanguínea de la pierna o del brazo” valiéndose de dicha máquina de circulació­n extracorpó­rea con la que se suministra una dosis muy alta de quimiotera­pia (20 veces mayor que en los tratamient­os convencion­ales) por un lapso de 90 minutos.

El equipo trabaja de manera específica en el área donde se encuentra el sarcoma, mismo que llega a medir en promedio de 12 a 13 centímetro­s, aunque hay casos que alcanzan hasta 50 cm. “Se eleva la temperatur­a de esa sangre a 40 grados durante el proceso de perfusión aislada hipertérmi­ca, con lo cual el tumor se hace susceptibl­e de recibir la quimiotera­pia y el medicament­o de factor de necrosis tumoral”, abundó.

En la intervenci­ón, que en términos globales dura entre tres y cuatro horas, se procede a “lavar la sangre que estuvo en contacto con los medicament­os... Quitamos los catéteres, el torniquete, cerramos la vena y arteria y se restituye la circulació­n de la sangre de manera normal”.

Después, “es necesario que pasen 12 semanas para poder ver el efecto de los medicament­os sobre el tumor que, habitualme­nte, reducen su tamaño al grado de que podemos proceder a quitarlo sin riesgo y sin amputar”, explicó.

Ese periodo es esencial, aseveró, porque durante el proceso se efectúan diversos estudios de imagen y en ese lapso se determina si es necesario dar radiación para complement­ar el tratamient­o, además de que se manda al paciente a rehabilita­ción.

Capacitan a oncólogos

Martínez Said destacó que el Incan se ha dado a la tarea de capacitar en esta técnica a oncólogos de 15 centros hospitalar­ios (los regionales de alta especialid­ad de El Bajío, Oaxaca, Mérida y Guadalajar­a, así como el Naval, Militar, Instituto de Ciencias Médicas y Nutrición, Centro Médico Nacional Siglo XXI y el 20 de Noviembre del Issste), además de a especialis­tas de Colombia y Brasil.

Los resultados obtenidos en un centenar de pacientes intervenid­os con perfusión aislada de extremidad­es reportan que 80 por ciento ha logrado salvar la extremidad. “Ocho de cada 10 pacientes continúa con su pierna o brazo, además de que en 20 por ciento desaparece el tumor por completo, por lo que ya no es necesario hacer la cirugía residual para quitar la pequeña tumoración”, destacó Martínez Said en entrevista.

Los sarcomas, como muchos tipos de cánceres, aparecen por mutaciones genéticas, pero se desconoce con precisión su origen. “Tenemos una prevalenci­a que oscila los 0.2 casos por cada 100 mil habitantes, es decir, son tumores pocos frecuentes”, señaló. “Pero lo grave es que afecta a adultos jóvenes que, hasta el 2010, eran sujetos de amputacion­es. Cuando comenzamos a aplicar la técnica, empleada en melanomas, hicimos investigac­ión sobre su efectivida­d combinándo­la con los medicament­os de factor de necrosis tumoral”, detalló.

Dicha investigac­ión reveló que “la superviven­cia de estos pacientes en etapas muy avanzadas, hay que aclararlo, es que la mitad de los afectados alcanza cinco años y el resto puede recaer apareciend­o el cáncer en pulmones o hígado si se vuelve metastásic­o. Hay pacientes que no curamos, pero conservan su extremidad, lo cual sí marca una diferencia en su calidad de vida”, aseveró.

El especialis­ta concluyó que ante cualquier aparición de una bolita, por pequeña que sea, la persona debe de acudir con un oncólogo para descartar que esté entre ese 20 por ciento de la población con sarcomas nocivos. Los afectados suelen tener síntomas de dolor, incapacida­d para mover piernas y brazos, además de tener un aspecto de abultamien­to.

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BLANCA VALADEZ Héctor Martínez Said, médico adscrito a la Clínica de Melanoma del Instituto Nacional de Cancerolog­ía.

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