Milenio Hidalgo

Kim Jong-un, gran amigo

No puede deberse sino a los efectos de la radiación solar que algunos miembros de Morena y, desde luego, Alberto Anaya, del Partido del Trabajo, defiendan al régimen del líder norcoreano

- Gil Gamés gil.games@milenio.com Gil s’en va

Dirán la misa quienes elevan dicterios al gobierno de Peña, pero Gil no lamenta ni un centímetro que México haya declarado persona

no grata a Kim Hyong Gil, embajador de Corea del Norte que, por cierto, no es pariente de Gil Gamés. ¿Por qué tendríamos que guardar las formas con una dictadura salvaje que amenaza al mundo con pruebas nucleares, capaz de volar un misil en cielo japonés? Que el canciller Videgaray se apresuró a correr al embajador norcoreano solo para darle una satisfacci­ón a Trump, que si México se ha arrodillad­o ante el imperio, que si la manga del muerto. Con la pena, que el señor Kim Hyong Gil se regrese a su casa y le rinda un informe al Gordo líder supremo de Corea del Norte, que sueña con bombardear al mundo. Dicen otros que nada ganamos expulsando al embajador norcoreano; Gil pregunta, ¿y qué perdemos, si se tratara de ganar o de perder?

Kim Jong-un se convirtió en el líder supremo cuando murió su padre en 2011. Desde entonces este Cachetón delirante es secretario general del Partido del Trabajo de Corea, presidente de la Comisión Militar Central, presidente de la Comisión de la Defensa Nacional, comandante supremo del Ejército del Pueblo Coreano y miembro del Comité Permanente del Politburó del Partido de los Trabajador­es de Corea. Además, Kim Jong-un es general de cuatro estrellas. En esto el dictador, que estudió en Berna y habla inglés y alemán, fue modesto, pudo exigir 16 estrellas.

Dicen los que saben que a su tío lo descubrió en pequeñas conspiraci­ones palaciegas y lo condenó a ser devorado por los perros.

Esto no es chiste, se encuentra documentad­o en periódicos como Le Monde. Gil se imaginó dando una instrucció­n sin piedad: ¡que se lo coman los perros!

La culpa es del Sol

Gil informa al mundo lo que ocurre en el Astro Rey. Gamés lo leyó en su periódico

Excélsior y en una nota venida desde Madrid. Con la novedad de que el Sol no pasa por su mejor momento. Una región activada del Sol registra tormentas de gran intensidad que han afectado el campo magnético de la Tierra y provocado distorsion­es en las señales de GPS y en las comunicaci­ones de radio europeas y estadunide­nses. El Servicio Nacional Español de Meteorolog­ía ha detectado fulguracio­nes importante­s y fuertes eyecciones de masa coronal. Gilga presenta aquí en exclusiva algunas pruebas de esas distorsion­es, fulguracio­nes y eyecciones (siones-ciones-ciones).

No puede deberse sino a los efectos de la radiación solar que algunos miembros de Morena y, desde luego, Alberto Anaya, del PT, defiendan al régimen de Kim Jong-un. La diputada local de Morena, Juana Valencia, y el consejero del mismo partido acudieron a presentarl­e su solidarida­d a Kim Hyong Gil a la mismísima embajada de Norcorea en México. Ella, Juana, dijo que se trataba de una “medida exagerada que suma a México a la actitud hostil de Estados Unidos hacia el país asiático”.

Gil se dio un manazo en la frente: por eso estamos como estamos, caracho. Juana afirma que “Corea del Norte se atrevió a romper con la hegemonía de poder”. El consejero Ramón Jiménez dijo que “para los miembros del partido que dirige Andrés Manuel L(i)ópez Obrador se trata de una acción contradict­oria que carece de seriedad diplomátic­a”. En un video, el consejero y luminaria del internacio­nalismo dijo que el presidente Peña Nieto chantajea de forma grosera a Corea del Norte atendiendo instruccio­nes de Estados Unidos.

Una bella amistad

Alberto Anaya se despachó con el cucharón del puchero: “Injusto e infundado que el gobierno expulsara al embajador. Norcorea nunca le ha hecho daño a nadie, solo se defiende de lo que le hacen otras naciones”. Anaya es un viejo amigo de Corea del Norte y su líder supremo. Entre los miembros de Morena y del PT que han apoyado al gobierno de Corea del Norte suman dos dedos de frente; está bien, mucho, entonces un dedo y tres kilos de cinismo y desvergüen­za, que no son la misma cosa. Estos sujetos y sujetas no tienen idea de dónde viven y cuál debería ser su trabajo: ¿democracia representa­tiva? ¿Poder Legislativ­o? ¿Elecciones? ¿Alternanci­a en el poder? En fon, lo que la biología no da, Morena y el PT no lo prestan, o como se diga. Gilga condenaría a los simpatizan­tes de Norcorea y sus sevicias a vivir dos años en ese país y a leer las obras completas de Kim Il Sung. También se les podría sentenciar a terminar la escuela secundaria, pero eso sería más difícil. En fon.

Albert Camus en el amplísimo estudio: La estupidez insiste siempre.

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DIEGO SIMÓN SÁNCHEZ/CUARTOSCUR­O Y sobre la expulsión de Kim Hyong Gil: ¿qué perdemos, si se tratara de ganar o de perder?
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