El sexódromo
Los hombres no son la excepción: ellos también gozan de diferentes tipos de clímax a lo largo de sus vidas y de acuerdo a las parejas o momentos que van sucediendo en su existencia. Aquí algunos de ellos:
1. Es, en muchos casos, el primero que experimentan. Es su acercamiento inicial al placer, por lo que pareciera resultar adictivo no solo durante la adolescencia, como se cree, sino durante toda la vida del varón, lo cual, lejos de causar un daño, les ayuda a estar en contacto con su propio cuerpo, con lo que sienten y cómo perciben su deseo. Cuando alguien es interrumpido durante el acto masturbatorio, es posible que su concepto de orgasmo se modifique, que su eyaculación no tenga control y sientan que es malo realizarlo. En cambio, si se vive como una posibilidad erótica más (incluso una forma de vida en aquellos a quienes no les interesa relacionarse con una persona hasta nuevo aviso), ellos estarán satisfechos, relajados y no, no les saldrán pelos en las manos.
Una buena sesión de fellatio los puede llevar a tener unas explosiones de placer monumentales. Quienes ven al sexo oral como un mero preámbulo o “juego” (es decir, que no llega a ser un generador “serio” de orgasmos) deberían intentar llegar a la eyaculación únicamente mediante caricias con la lengua, los labios, el rostro y las manos ajenas. El estallido que verán será suficiente para entender Si bien hay algunos hombres a los que se les dificulta tener un “orgasmo húmedo” porque padecen alguna disfunción, es cierto también que de vez en cuando ellos sienten como si estuvieran llegando al clímax pero no se presenta la eyaculación. Eso es fenomenal: tienen toda la sensación de haber llegado a la muerte chiquita pero pueden seguir en el acto erótico más tiempo pues conservarán su erección. Las sensaciones que genera el sexo anal no son iguales a las del vaginal pues hablamos de cavidades con estructuras diferentes, por lo que ellos se deben mover y acomodar de otra manera, lo cual también involucra intensidades, atenciones y percepciones que pueden resultar intensas.
Una cosa es simplemente penetrar “hasta venirse” y otra es trabajar el orgasmo. Cada vagina es un mundo, y quienes tienen parejas del sexo femenino deberían saber que cambiar el ritmo, el acomodo, la intensidad, el tiempo, el tipo de fricción, la postura, no da únicamente gozo a las mujeres, sino que ellos se la pasarán igual de bien. Si en cada encuentro se dejan llevar por la curiosidad y el asombro comprenderán que siempre podrán experimentar una serie de sensaciones diferentes, aunque pase el tiempo y sigan con la misma pareja.M