Milenio Hidalgo

Juego político

- EDUARDO GONZÁLEZ eduardogon­zalez.lopez@milenio.com

Los partidos políticos en México parecen colisionar­se ante la realidad de una sociedad que ya no los tolera. Incluso su propia militancia es poco paciente ya con sus otrora líderes en varios estados y a nivel nacional.

De acuerdo con encuestas de últimas semanas a la fecha, más allá de revelar quién lleva la delantera rumbo a 2018, demuestran que crece la cifra de encuestado­s que están en contra de los partidos y sus propuestas.

También, los famosos indecisos siguen aumentando en todo el país producto de la apatía por participar en elecciones o procesos políticos debido a la mala fama que tienen.

Mientras unos ganan por ser poderes fácticos otros pierden por fraude, ese parece ser el pensamient­o eterno del mexicano y es lo que nos tiene de nueva cuenta en la víspera de una renovación presidenci­al.

Ya registró su manifiesto de intención el primer candidato independie­nte a Los Pinos en días pasados (Pedro Ferriz), lo que abona al clima de rechazo a los partidos.

Ya el INE hizo su parte al solapar la posibilida­d de que los partidos políticos obtengan recursos históricos para las campañas del siguiente año, lo que también ha acrecentad­o el desdén ciudadano a los partidos.

En respuesta ellos dicen estar del lado del pueblo y como muestra renuncian o intentarán renunciar a sus prerrogati­vas de este 2017 (que ya acaba en 90 días) para supuesto apoyo a los damnificad­os de los sismos de septiembre.

Los dirigentes políticos esperan que con estas acciones la gente pueda voltear a ver a los partidos con ojos de ternura y recuperen la confianza; sin embargo se ve muy difícil que los votantes y posibles votantes perdonen o den el beneficio de la duda a los partidos y sus candidatos en 2018.

Aún así hay personajes que insisten en que son la voz del pueblo y los intérprete­s de la ley y la justicia y quizá sean ellos los más perjudicad­os con la actuación ciudadana del siguiente año. ¿Qué pasará si vuelve a ganar el PRI? Segurament­e será visto como un fraude o una elección de estado. ¿Qué pasará si gana AMLO y Morena? La mayoría dirán que fue una elección pactada y no darán crédito a la gente que votó y decidió.

¿Qué pasará si gana el Frente Amplio Democrátic­o? Dirán que todo fue un plan armado para asegurar la continuida­d del PRI vía sus aliados de oposición. Y es que a los partidos, ya nadie les cree.

En suma, los partidos deberán recobrar primero la identidad con sus propios militantes y posteriorm­ente buscar acercarse a la gente con la expectativ­a de no contar con el apoyo de las masas y con la realidad que hoy y siempre ha imperado, son lo menos popular de la famosa democracia mexicana. A la espera de 2018, parece ser un mejor camino el de pedir perdón y retirarse sigilosame­nte y sin dejar rastro.

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