Milenio Hidalgo

“En un hospital privado no podríamos pagarlo”

La familia Mendoza González vive en el barrio El Árbolito y aunque ninguno tiene seguridad social, sí cuentan con el seguro popular

- Ignacio García/Pachuca

Víctor Hugo Mendoza González es una persona amable que siempre está dispuesta a ayudar a sus semejantes, así lo califican sus vecinos, amigos y familiares que esperan desde el lunes pasado en la sala de espera de Urgencias del Hospital General de Pachuca, donde también su madre y hermanos aguardan impaciente­mente los diagnóssti­cos de los médicos.

María del Rosario García González, madre del joven de 23 años de edad, dice, preocupada, que su hijo comenzó a sentir un dolor intenso en el costado derecho desde el domingo en la noche, por lo que le dio un té de hierbas, pero no calmó el malestar y al no poder dormir decidieron trasladars­e al Hospital General para que los atendieran los especialis­tas en el área de Urgencias.

La familia Mendoza González vive en el popular barrio de El Árbolito y aunque ninguno tiene seguro social, sí cuentan con seguro popular, por lo que acudieron al nosocomio para que atendieran a Víctor, de quien cuenta, no se enferma a menudo y come sanamente. “No es un muchacho que se vaya de borracho los fines de semana, por eso nos preocupó más, pero los doctores dicen que tiene problemas en el riñón por no tomar suficiente agua”, dice lamentándo­se la madre del joven que apenas reanudó sus estudios de Licenciatu­ra Administra­ción de Empresas en la Universida­d Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), aunque admite que desde hace unos años toma diariament­e refresco y hace muchos corajes. “Yo creo que es por el refresco y los corajes que está así, yo siempre veía que llegaba de la escuela con un refresco y en la comida también se compraba otro”, relata la madre de familia, quien desde el lunes por la madrugada espera que su hijo sea dado de alta.

Aunque los médicos descartaro­n cualquier complicaci­ón, como todas las madres, María del Rosario no puede dormir tranquila hasta que su hijo vuelva a estar con ella, por lo que toma café y come algún tamal para calmar el hambre que le provocan las extenuante­s jornadas que permanece en la sala de espera de Urgencias.

Dice que los médicos y en- fermeras del hospital son muy amables y le han informado con puntualida­d la situación de su hijo, por lo que no tiene quejas sobre el servicio médico, pero reconoce que desde el viernes en la noche incrementó el número de pacientes, pues la mayoría ingresa a Urgencias por algún accidente.

Por el Seguro Popular con el que cuenta Víctor, la familia no ha gastado dinero en la atención médica, sin embargo, para comprar comida y trasladars­e diariament­e para acompañar a María sí lo han hecho, pero reconocen que son costos mínimos a comparació­n de acudir a algún hospital privado. “Ahorita sí nos ha salido más barato, porque mi hermana quería que lo llevaramos a un hospital privado, pero no nos alcanzaría para los gastos, nos saldría en un ojo de la cara”, menciona la madre de familia que es ama de casa desde hace 23 años cuando se casó y tuvo a sus hijos.

Entre las penurias que padecen, también han encontrado la esperanza con historias de éxito.

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MARIBEL CALDERÓN La sala de espera del Hospital General de Pachuca.

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