EL ÚLTIMO LADRIDO DE UNA ROCKSTAR CANINA
Frida, la reciente heroína mexicana tuvo una presentación especial en la Escuela Naval Militar, donde la Secretaría de Marina Armada de México reunió a todo su séquito de fans, desde niños hasta ancianos, la mañana del sábado
¡Hermosa!”, “¡encanto!”, exclama la multitud que la mira pasar como si se tratase del artista de moda en pleno concierto. Algunos ya están hastiados de ella, otros siguen rindiéndole pleitesía, pero es un hecho que la labradora sigue levantando pasiones a casi un mes de la tragedia telúrica. “¡Es que me encanta! Tuvo un gran papel en el temblor”, comenta una mujer de edad avanzada que no le inmuta pasar por lo menos un par de horas bajo el sol con la expectativa de verla en directo, a su compañera tampoco le importan las inclemencias climáticas. Ambas no son muy diestras en manejar celulares, pero no los sueltan por ningún momento cuando se trata de levantar imágenes y grabar videos. La multitud se enardece y apretuja como en las horas pico en el Metro a punto de derribar una de las vallas de seguridad.
No se trataba de una kermés o feria, tampoco de un festival de rock, pero los juegos, mamparas y euforia infantil daban la impresión contraria. Aunque la invitación inicial consistía en “tomarse la foto con Frida”, esto no fue posible dada la enorme cantidad de asistentes. Así que, los militares
se concentrarían en solo presentar a sus binomios caninos y su entrenamiento en detectar personas bajo escombros, explosivos y narcóticos, para luego dar paso a su “joya de la corona”. Por otros recovecos del campo se desarrollaban juegos de tiro al blanco y tirolesa, payasos, pintacaritas y hasta sombreritos de marino y libros para colorear como souvenir.
Aunque Frida no era la única desfilando, el público clamaba también por Evil o Eco, cuya ausencia fue evidente. Los marinos dieron muestra del entrenamiento de otros de sus muchos canes, algunos de apenas unos pocos meses de edad, raza pastor belga en su mayoría. Es así como otras “jóvenes promesas” como
Dorado, Balú o Coco —presentados en este campo— también podrían hacer historia en el futuro, ya que el ojo público se ha puesto sobre ellos. Pero Frida no ha sido la única ni la primera; en el pasado, según crónicas del periodista Manuel Blanco, existieron otros perros rescatistas en 1985 como Polly, Custer y Bambi, de la Confederación Deportiva Mexicana, hoy olvidados.
“Frida se va a quedar más tiempo”. Mencionó el maestre Israel Arauz Salinas, su entrenador, respecto a su alta demanda de adopción. “Las solicitudes se van a canalizar a comunicación social y ellos les darán el trámite correspondiente para ver si es posible”. Él mantiene la expectativa de que se mantenga lo más afín posible a sus orígenes. Por lo pronto, la perra se retira oronda del evento, dejando a sus apasionados admiradores con ganas de más. Ella no canta ni actúa, ni cuenta chistes, pero ya tiene un lugar ganado en el corazón de la patria.