Cataluña: “Nunca deberíamos haber llegado hasta aquí”
Titulo la Duda Razonable de hoy con la declaración de ayer de Ada Colau, la alcaldesa de Barcelona, capital de Cataluña, y quien desde el principio del conflicto se ha opuesto a la Declaración Unilateral de Independencia y a la aplicación del artículo 155, que desapareció los poderes de la Generalitat de Cataluña. Colau insistió mucho tiempo en encontrar la manera de resolver el conflicto mediante el diálogo democrático.
La declaración de la alcaldesa fue la respuesta al encarcelamiento de nueve miembros del removido gobierno catalán, incluyendo a su vicepresidente, y la petición de arresto a Puigdemont, que está en Bruselas.
En una semana, después de la rápida sucesión de declaración de independencia, aplicación del 155, remoción del gobierno catalán y, lo más importante, convocatoria a elecciones a las que los partidos independentistas acudirían, según anunciaron, siguió una especie de extraña calma con Puigdemont en Bruselas.
Todo indicaba que todas las fuerzas políticas, hasta las más radicales en Cataluña, apostarían a dirimir el asunto, una vez más, en las urnas el próximo 21 de diciembre.
Es más, por unos días parecía que el gobierno español, por primera vez en esta crisis, salía ganador. El independentismo parecía confundido. Ahora, una nueva tormenta. “Hoy es un día negro para la democracia y para Cataluña”, dijo ayer Colau.
“Estamos ante un despropósito jurídico, de una medida sin precedentes en la historia reciente de las democracias europeas y estamos, sin duda, ante un grave, gravísimo, error político que nos aleja de la solución y nos aboca a la pendiente resbaladiza del autoritarismo. Esta es una decisión que solo se explica por el espíritu de venganza y que persigue el objetivo de humillar a las instituciones catalanas y a sus legítimos representantes”.
Escribió John Carlin en La Vanguardia, su nueva casa, hace unos días, antes de los encarcelamientos:
“Lo que el PP no parece entender es que, aunque su jugada funcione y el independentismo sufra una derrota en las elecciones del 21 de diciembre, no va a dejar de ser una fuerza política importante. El intento de aplastarlo y humillarlo creará más resentimiento en sus filas, y el resentimiento es un motor político de inagotable energía”.
Pues ahora más. Nunca deberíamos haber llegado hasta aquí.