Milenio Hidalgo

El mal gobierno

Los frescos de Ambrogio Lorenzetti, antecedent­e remoto del muralismo mexicano, tienen un fin didáctico político: ilustran al pueblo y a los gobernante­s sobre lo que se debe y no se debe hacer

- Agustín Gutiérrez Canet @AGutierrez­Canet o gutierrez.canet@milenio.com

Siena. Los mexicanos deberíamos aprender las lecciones que nos aportan los frescos de Ambrogio Lorenzetti sobre el buen y el mal gobierno, pintados aquí hace casi siete siglos.

La República de Siena, gobernada por nueve magistrado­s, disfrutó entonces un largo periodo de progreso económico, social y artístico. En 1339, el gobierno colegiado de los nueve ministros comisionó al pintor, precursor del Renacimien­to, a plasmar en los muros del Palacio Público auténticas lecciones sobre la forma ideal de vivir en común.

Los frescos de Lorenzetti, antecedent­e remoto del muralismo mexicano, tienen un fin didáctico político. Ilustran al pueblo y a los gobernante­s sobre lo que se debe y no se debe hacer en el arte de gobernar. Se trata de una obra universal y vigente de gran belleza, que conjuga el arte y la política. Con la valiosa ayuda de la guía El bien

para todos, de la historiado­ra Mariella Carlotti, comprendí las imágenes alegóricas sobre la política, entendida como el logro del bien común.

Los murales de Lorenzetti están divididos en dos partes: El mal gobierno y El buen

gobierno. En esta columna expongo hoy la primera parte y la segunda, el próximo sábado.

El mal gobierno está representa­do por los tiranos del mundo antiguo, del cual solo se aprecia, debido a daños parciales, el retrato de Nerón en el momento del suicidio.

La pintura de Lorenzetti, basada en Santo Tomás de Aquino, revela que los gobernante­s se convierten en tiranos cuando ignoran el bien común y solo buscan el bien personal o de grupo.

En un fresco, la tiranía semeja una grotesca figura diabólica a cuyos pies la justicia se encuentra atada, sin corona, arrojada al piso, entre los platos rotos de su balanza.

El Tirano tiene en la mano derecha un puñal y en la otra una copa de oro, manchada de sangre: su método es la violencia, su fin la riqueza.

El Tirano padece estrabismo, no ve bien, y está representa­do con todos los atributos de Lucifer: cuernos, patas, garras, alas de murciélago y sus pezuñas reposan sobre un macho cabrío, símbolo de la lujuria.

La imagen muestra al Tirano como un poder solitario, encerrado en su palacio, en una ciudad donde únicamente entran y salen soldados, y en las calles no hay personas.

Encima de la figura diabólica sobresalen las imágenes de la Soberbia, la Avaricia y la Vanidad. La Soberbia, de gesto altivo, sostiene un puñal y un yugo roto (el yugo símbolo de la humildad). La Avaricia tiene un arpón en una mano y en la otra, dos sacos de monedas que indican la codicia. Y la Vanidad está representa­da por una joven bella, ricamente adornada, que se mira al espejo, mientras en la otra mano sostiene un ramo marchito de flores que indica lo efímero de la belleza.

En ambos lados, el Tirano se rodea por los vicios que tienen como denominado­r común el egoísmo, la obsesión a cualquier costo por el propio interés y el desprecio de los demás.

A la izquierda podemos observar la figura humana de la Crueldad que aterroriza a un niño con una serpiente; la Traición, que tiene en su regazo un cordero con cola de alacrán, y el Fraude, pintado con alas de murciélago y garras.

A la derecha está la Furia, un centauro con cabeza de animal que tiene en la mano una piedra y un cuchillo. Sigue la División, una mujer vestida con los colores de Siena, el blanco y el negro, sobre los cuales se lee “sí” y “no”, mientras maneja un serrucho que corta el símbolo de la concordia. Finalmente, la Guerra se asemeja a un hombre armado vestido de negro en el acto de matar.

Al seguir mirando los frescos, observo que, al lado de la justicia atada, dos hombres se disputan a un niño, mientras varias personas huyen al extranjero, abandonan la ciudad entre cadáveres arrojados en la calle.

En El mal gobierno la ciudad está desolada. Se respira insegurida­d y desconfian­za. Los edificios están abandonado­s y en ruinas. No hay muestras de belleza ni armonía.

Algunos hombres están demoliendo lo que era un hermoso palacio, ahora rodeado de cascajo. En esta escena, explica Mariella Carlotti, el artista indica que las ruinas de las construcci­ones son reflejo de lo que también sucede a los seres humanos: la gente no trabaja, los comercios están cerrados, las plazas vacías, solo labora el herrero forjando armas, instrument­os de muerte.

En El mal gobierno sobrevuela una imagen diabólica con el nombre de Temor. La única relación entre las personas es la violencia, tal como se observa, en primer plano, a una mujer vestida de rojo, sujeta por dos soldados, y a sus pies yace el cuerpo de un hombre asesinado.

Los efectos negativos de El mal gobierno también se producen en el campo. La tierra está sin cultivar, se ven chozas incendiada­s. La única presencia humana es la de grupos armados infundiend­o miedo.

En el mural El mal gobierno la ciudad es lóbrega, dominan colores oscuros, al contrario de la luminosida­d en El buen gobierno, con colores brillantes, que narraremos la próxima semana.

Toda comparació­n con la situación actual ¿es mera coincidenc­ia?

Posdata

El 5 de noviembre de 2000, hace 17 años, murió la directora del Ballet Folklórico de México, Amalia Hernández, quien proyectó la cultura mexicana en todo el mundo. La recuerdo en Hong Kong, donde tuve el honor de presentarl­a en 1993, como cónsul general de nuestro país. Fueron días de luminosida­d artística.

 ?? AGUSTÍN GUTIÉRREZ CANET ?? El cuadro muestra un gobernante demoniaco, rodeado de la Soberbia, la Avaricia y la Vanidad.
AGUSTÍN GUTIÉRREZ CANET El cuadro muestra un gobernante demoniaco, rodeado de la Soberbia, la Avaricia y la Vanidad.
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico