Inquilinos se niegan a dejar predio en peligro de colapso
Tres familias advierten que no tienen adónde ir; rentar uno de los departamentos con dos recámaras y un baño completo es toda una ganga: solo pagan mil pesos mensuales
Aunque pareciera un edificio más, con la fachada antigua y los daños normales del paso del tiempo, el edificio de Magnolia 146 está destrozado por dentro.
Tiene una inclinación de 45 grados hacia su lado derecho y las grietas que se formaron desde el 85, que los dueños solo parcharon y que empeoraron tras el temblor de hace más de un mes, hoy ponen en riesgo el inmueble.
Los inquilinos aseguran que fue construido aproximadamente en 1920, pero la delegación Cuauhtémoc no logró encontrar un solo documento oficial.
Luego del sismo del 19 de septiembre, la dueña desapareció y el administrador se presentó el siguiente día, observó los daños y les dijo a los inquilinos que igual que hace 32 años “se le raspa poquito, se mete malla y todo se puede tapar para que lo sigan habitando”. “Después del sismo del 85 el gobierno le entregó un documento al dueño y le dijo que otro sismo como este no lo iba a aguantar, que tenía que hacerle arreglos como quitarle los pisos de la azotea, clausurar la azotea y quitar todo esto (azulejo) desde arriba hasta abajo, de toda la pared, hizo caso omiso y ahí están las consecuencias ahora”, dice Rosendo Alatriste, uno de los afectados y que vive ahí con su familia desde hace 40 años. Tiene una inclinación de 45 grados hacia su lado derecho.
Tres familias se niegan a salir del inmueble pues dicen que no tienen adónde ir y sostienen que el edificio está intacto pese a los dictámenes de alto riesgo de la delegación. Uno de ellos retiró el acordonamiento que colocaron las autoridades pues, señaló, “solo asustan a la gente”. “Mire, mi casa no tiene nada, ni una grieta ni nada, está intacto ¿por qué me voy a salir?, ¿a dónde me voy?, ¿cómo dejo aquí mis cosas?”, dijo el inquilino del departamento 10.
Y es que aunque sea un peligro, vivir ahí resulta una ganga. Pues depositan mil pesos de renta al administrador, por un espacio con dos recámaras, un baño completo, cocina y espacio para sala y comedor. Una oferta imposible de igualar en la ciudad.
Sin embargo, la realidad fuera del departamento 10 es distinta. Las grietas que todos los habitantes aseguran se formaron desde el terremoto de 85 empeoraron con los sismos de septiembre. Hay grietas que dividen las escaleras de extremo a extremo, que continúa hacia la pared y termina escalones más arriba. Un peligro latente.
En el departamento 7, donde vive Frida con su mamá y su hermano, la inclinación del edificio es evidente y las grietas adornan cada uno de los muros.
En los días posteriores al sismo, la dirección de Protección Civil realizó una evaluación al igual que el grupo alemán que estuvo en México para apoyar en las labores de rescate y análisis de estructuras. “Las observaciones que hay es una inclinación importante hacia un lado del edificio con riesgo de colapso parcial en alguno de los elementos. Lo que hace falta es que el Instituto para la Seguridad de las Construcciones concluya la evaluación que se requiere para que se determine el daño estructural del edificio que forma parte de los más de 300 que tenemos en alto riesgo en la delegación”, confirmó Cinthya Murrieta, directora de Protección Civil de esa demarcación.
El dictamen del grupo alemán marca daños en los elementos estructurales como columnas, vigas y muros, así como daños severos en los elementos no estructurales.
La directora de Protección Civil detalló que la situación del inmueble empeora al no tener un dueño identificado y la falta de compromiso para acudir con las autoridades a que se revise su propiedad, dejando en peligro a sus inquilinos.
La división entre los vecinos les ha impedido generar acciones por su propia cuenta, mientras tres familias insisten en permanecer ahí dentro, aunque eso implique poner en riesgo su vida.