Casi una experiencia religiosa
El Auditorio Nacional estaba abarrotado y Liópez explicó con contundente sencillez cómo le pondrá fin a la corrupción en to-do México... El método es muy parecido al que usó el mago Chen Kai en sus apariciones: abracadabra, a partir de este momento ya no
Repantigado en el mullido sillón del amplísimo estudio, Gil leyó en sus periódicos y periódicas (cuidado con los machismos) la noticia en la cual se daba cuenta del Proyecto de Nación 2018-2024 de Liópez y Morena. Si Gil entendió algo, cosa improbable, Liópez respetará la propiedad privada, manejará la deuda con responsabilidad, impondrá una reforma fiscal que no aumente impuestos e impuestas y reasignará 412 mil millones de pesos para invertir en infraestructura.
Como en la feria de Cepillín, en el mundo de Liópez todo es sencillo: le quitamos 56 mil millones a los sueldos de los altos funcionarios; le restamos 27 mil a las plazas de honorarios y bonos a funcionarios; le tumbamos 7 mil 400 al gasto en comunicación social; 119 mil 509 a la federalización que se deposita en estados y municipios; 97 mil menos en fideicomisos; 2 mil 500 en vehículos y gasto de gasolina para funcionarios. Et
voila!: tenemos 412 mil millones frescos como la lechuga. Para Liópez y sus asesores no existe la ley de ingresos y egresos, ni Congreso alguno y mucho menos negociaciones y estiras y aflojas. Nada. Señor: ¿dónde le ponemos los 412 mil millones? Póngalos en la cochera. Luego los contamos, nosotros somos honestos. Que Gil recuerde, esas cuentas no las hacía ni Efraín, el de la miscelánea Mi Lupita, allá en los viejos años 60, pero si lo dice Liópez, por algo será. En la feria de Cepillín me encontré un acordeón, bum-bum el acordeón. En fon.
De paso, Liópez aseguró que no está contra los empresarios, “al contrario, se necesita del sector empresarial, estamos en contra de los políticos corruptos, de los traficantes de influencia, cosas así que deben quedar claras”. Qué bueno que Liópez considere que se necesita “al sector empresarial”, Gilga llegó a pensar que los empresarios eran prescindibles. Pues con la novedad de que Liópez no está contra ellos, bueno, un poco, a veces, pero solo de algunos, no de “garbanzos de a libra”, como definió a Alfonso Romo.
Corrupción: ¡desaparece!
El Auditorio Nacional estaba abarrotado y Liópez explicó con una contundente sencillez cómo le pondrá fin a la corrupción en el país, en to-do México. Si Gamés entendió algo, cosa improbable, el método es muy parecido al que usó el mago Chen Kai en sus apariciones: abracadabra, a partir de este momento ya no existe la corrupción, y listo, se acaba la horrenda corrupción: “Vamos a desterrarla del país y solo con eso vamos a tener presupuesto, evitando que se roben miles de millones de pesos que se utilizarán para financiar el desarrollo (…) la corrupción tiene que ver con el mal ejemplo del Ejecutivo. Si el Presidente es corrupto, los gobernadores y los alcaldes, también, pero si el Presidente es honesto, los gobernadores y los alcaldes tendrán que serlo”. Aigoeeei. ¿Y si el Presidente se vuelve loco? Muy fácil, los gobernadores y los alcaldes se vuelven locos. Argumentos de dos pesos merecen analogías de dos pesos.
Liópez no ha mencionado a una sola de las instituciones que podrían servir para contener la corrupción, el INAI, la SFP, las fiscalías, la rendición de cuentas; si yo soy honesto, todos lo serán; a esta política se le llama lo que hace la mano hace la tras. Un grito desgarrador destruyó el silencio del amplísimo estudio: ay, mis hijos, elementales como un ladrillo solitario.
Esto soy
Le llamaban en una época culto a la personalidad. Antes de que iniciara la presentación del proyecto de nación, ¿qué creen? Se proyectó un adelanto del documental Esto soy, realizado por Epigmenio Ibarra y que incluye imágenes del Canal 6 de Julio. Liópez camina por el Zócalo y afirma que ahí despachará desde el 1 de diciembre de 2018. Liópez regresa a Macuspana. Liópez charla con sus viejos conocidos de Tabasco. Liópez dice que tiene principios. Liópez tiene a su familia.
Liópez dice que caminó de Villahermosa hasta Ciudad de México en el éxodo por la democracia. Liópez abraza un árbol. Y esto es lo mejor, ese abrazo vegetal. Y luego dicen que no es mesiánico, en fon. Gamés quiere abrazar un árbol, aunque sea el de Navidad.
Todo es muy raro, caracho, como diría Lao-Tsé: Todo lo difícil debe intentarse cuando es fácil.