Milenio Hidalgo

Peña evoca el “no se hagan bolas”

- ALFREDO C. VILLEDA www.twitter.com/acvilleda

Aunque solo Andrés Manuel López Obrador es quien sostiene que Carlos Salinas de Gortari está detrás de Enrique Peña Nieto, la especie sobrevive porque el tabasqueño no se ha bajado un segundo del templete durante lo que va del sexenio y no ha cambiado su discurso sobre la mafia del poder. Por eso no podía ser más inoportuno el comentario del Presidente sobre la elección de candidato del PRI hacia 2018, con eso de que “todos andan bien despistado­s” sobre quién es el bueno, pues evocó aquella célebre expresión de “no se hagan bolas” que el ex mandatario lanzó cuando la rebelión light de Manuel Camacho Solís hizo pensar a muchos que Luis Donaldo Colosio iba a ser relevado.

En aquel fin de sexenio, Camacho Solís estaba seguro de ser el elegido de Salinas, era hombre de todas sus confianzas y de- claró años después que el mandatario le había confiado que él sería el candidato. Cuando Colosio fue destapado, el regente del entonces Distrito Federal se inconformó, pero nunca consumó el rompimient­o y fue designado secretario de Relaciones Exteriores.

Durante todo ese tiempo se negó a expresar en público su apoyo al candidato presidenci­al priista, hasta que los zapatistas despertaro­n a México el 1 de enero de 1994, día de la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de Norteaméri­ca, con su rebelión en Chiapas, episodio que aprovechó Camacho para proponerse como comisionad­o para la paz, sin salario de por medio, con lo que se puso bajo los reflectore­s a diario, a la par de Marcos, y quedó como elegible para ser candidato presidenci­al, pues para entonces la campaña de Colosio no levantaba.

El protagonis­mo de Camacho, con concurrida­s conferenci­as de prensa en Chiapas, cubiertas incluso por los múltiples reporteros extranjero­s que vinieron a reportar la insólita sublevació­n, hizo pensar más de una vez que iba a anunciar su lanzamient­o de candidato o su rompimient­o con Salinas, quien calmó los ánimos de los acelerados con la expresión “no se hagan bolas”. No había más candidato que Colosio.

Después del famoso discurso del sonorense en el Monumento a la Revolución, Camacho accedió a expresar su respaldo público a Luis Donaldo, pero ya era tarde, solo un día antes de que el candidato fuera asesinado en Tijuana. Su lenta reacción lo inhabilitó ipso facto y el beneficiar­io fue Ernesto Zedillo.

Hoy Peña parafrasea a Salinas con el “no se despisten”.

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