Y ahora qué…
La turba tuitera y de toda clase de opiniones políticas en redes sociales tuvo un clímax pre electoral ayer por la noche al darse a conocer la filtración de que el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong no sería el candidato presidencial del PRI para 2018.
Como suele suceder en estos casos, los mejor direccionados quienes fungen como líderes de opinión para bien o para mal, fueron los encargados de dar a conocer la noticia antes de que fuera portada en portales de información nacional.
Tras un lapso decente de espera se confirmó la noticia ya que la mayoría de medios consignaron la misma información con las mismas fuentes –no había otras más- y comenzaron las especulaciones.
En efecto, es importante el tema ya que depende de lo que haga el partido en el poder federal, que los demás jugadores de la elección del siguiente año comiencen a tomar sus determinaciones.
Sin embargo, la decisión (hasta donde se sabe presidencial o emanada de Lo Pinos) deja la mesa servida para que en cualquier frente priista del país, llámese gubernatura, curul, escaño, diputación local, presidencia municipal, se pueda presentar un destape similar al del candidato a suceder a Enrique Peña Nieto.
Ya se sabía, ciertamente, que el candidato del PRI para 2018 sería José Antonio Meade o Miguel Osorio; dicho lo anterior, no es sorpresa que el secretario de Hacienda haya sido el electo por la cúpula política del tricolor. Lo mismo hubiera dicho si el ex gobernador de Hidalgo hubiese sido el del anuncio este lunes en la Residencia Oficial del Ejecutivo. Que ya se sabía o que ya se veía venir.
¿Ahora qué sigue?, para el PRI poder reagruparse en torno a la figura de quien será su abanderado para buscar permanecer seis años más en el gobierno federal en México y elaborar la estrategia a seguir para no ser derrotados en las urnas por el Frente Amplio del PAN, PRD y Movimiento Ciudadano o por Andrés Manuel López Obrador y Morena.
En los estados, en este caso cito a Hidalgo, la tierra de Osorio Chong, los movimientos que se avecinan serán por demás interesantes ya que sin la fuerza de lo que hubiera representado una candidatura presidencial, el juego por colarse a puestos de elección popular y por mostrar las lealtades ha cambiado.
Lo escribo porque casi la gran mayoría de políticos tricolores en el estado son o están dentro de un círculo osorista. ¿Ahora qué pasará con ellos…?, solo el tiempo y el trabajo que han hecho lo demostrará. Lo que si será digno de ver y discutir o debatir, será el número de hidalguenses afines a Meade que comenzarán a surgir a partir de ahora.
La política es así y las piezas se acomodan para unos y para otros. No descarto que el titular de la Segob siga en lo más alto de la esfera política nacional, pero sin la candidatura a la grande, las cosas tendrán que tomarse también en su justa medida. INTELECTO OPUESTO