Milenio Hidalgo

¿Musas? No, con la realidad me basta: Emmanuel Carrère

El premio FIL en Lenguas Romances 2017 reivindica la figura “novela sin ficción”, expresa su gusto por la obra de Guadalupe Nettel y ve como candidatos al Nobel a Paul Auster y Karl Ove Knausgård

-

única para su obra y descarta la inspiració­n de las musas: “con la realidad es suficiente”. Estoy seguro de que conoce dos o tres escritores mexicanos aparte de Rulfo, de quien ya ha hablado. Bueno, conozco a los grandes autores mexicanos como Octavio Paz y Carlos Fuentes, pero muy poco a los de mi generación o a los que son más jóvenes, aunque desde hace unos años he leído y descubiert­o algunos. Por ejemplo, el domingo estuve con varios escritores mexicanos y había algunos que yo había leído, como Guadalupe Nettel y Emiliano Monge, sus libros me han gustado y me han tocado profundame­nte. Borges dejó de leer a los autores de su época cuando tenía 40 años y Vargas Llosa hizo lo propio quizá un poco más grande. Ahora que es un autor muy conocido, ¿no prefiere solo a los clásicos? Leo muchos autores actuales, lo cual no me impide leer a los grandes clásicos. Pero me encanta leer a los escritores que son mis contemporá­neos, con quienes he vivido los mismos años, con muchos los mismos sucesos. Me gusta estar al tanto de lo que se hace actualment­e en literatura. ¿Es el periodismo un género literario? Sí, lo es desde mi punto de vista, lo cual no quiere decir que todos los que hagan periodismo hagan literatura. Pero, sin duda, el periodismo puede ser literatura. Por ejemplo, me puse muy contento cuando le dieron el Premio Nobel a Svetlana Aleksiévic­h (2015), porque pienso que es una gran escritora, pero es fundamenta­lmente una El autor se define como un retratista. periodista. Me pareció increíble que le dieran este galardón a una periodista. Y hay varios como Ryszard Kapu ci ski y muchos más. Sin duda el periodismo puede ser un género como el teatro, la poesía, la novela. Un género que nos cuenta cosas que son reales, que se pueden verificar. Es un trabajo que tiene que ver mucho con la literatura y que me gusta mucho. A propósito de Aleksiévic­h, ¿qué pensó de que le dieran el Premio Nobel a Bob Dylan? Me encantó. Me gusta mucho Dylan, y me parece indiscutib­le que los textos de muchas de sus canciones son en verdad poesía. Y bueno, lo apruebo. Unos de sus libros más aclamados es El adversario (1999), la historia de un hombre que decía ser un reconocido doctor y cuando esa mentira de años es descubiert­a, decide matar a su familia. Inspirado por A sangre fría de Truman Capote, el francés se aventura a escribir su novela sin ficción. El adversario, ¿es un reportaje novelado o una novela periodísti­ca? Podemos decir que los dos. No solo es un reportaje, porque también hay una reflexión, un tanto personal, de vértigo sobre mi personaje. Por tanto va un poco más lejos de lo que lo hace un reportaje. ¿Una novela sin ficción, para usar un concepto de Javier Cercas? Sí, por completo. Y es también por supuesto una fórmula que inventó Truman Capote: Non fiction novel. Stefan Zweig es un escritor que cultivó diferentes géneros, como la biografía y la novela al mismo tiempo. En el caso de Carrère, ¿cómo define su técnica, si es que hay alguna definición? No sé, porque me da la impresión de que no tengo una técnica que se aplique con todos mis libros. Más bien creo que con cada libro encuentro reglas diferentes. Usted ha dicho que es un retratista, ¿es lo que hizo en El reino (2015), un autorretra­to de su conversión religiosa? Sí, claro, pero también hay algunos más que hice de los personajes, como el evangelist­a Lucas. La ventaja de escribir una novela, pues no sabemos casi nada sobre el evangelist­a, es que uno puede rellenar esos vacíos con gran libertad. Cuando imaginé al evangelist­a, le puse mucho de mi carácter. De sus libros, ¿cuál es su preferido? Creo que De vidas ajenas (2009). ¿Philip K. Dick es para usted como Virgilio para Dante, aunque no lo introduzca en un bosque oscuro, sino en la realidad? Es una figura extraña, por momentos está completame­nte loco y por momentos se ve a sí mismo como una especie de profeta. Y pienso que es cierto, hay algo de profético en su obra, pues vivimos en un mundo que comenzó a partir de la figura de Philip K. Dick. Su madre, Hélène Carrère (París 1929), es una historiado­ra muy famosa, miembro de la Academia Francesa… No es solo un miembro, es la secretaria perpetua de la academia. Es la patrona de alguna forma. ¿Cómo influyó en usted para elegir su profesión? Ejerció gran influencia de forma muy simple, pues la lectura siempre fue privilegia­da en casa. Incluso si no tenía buenas calificaci­ones, no era tan grave si leía. Me hice lector y es algo que nunca he abandonado; me hice escritor porque siempre he sido lector. M Con la colaboraci­ón de Adán Ramírez

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico