CARTA DE AMPARO
Señor Presidente, altos magistrados y pueblo asalariado:
Somos un grupo de delincuentes de cuello blanco pertenecientes a la Amparo (Asociación Mexicana de Políticos, Asesinos, Rateros y Ojaldras), quienes, aunque no reunimos la riqueza ni la fama de un Padrés, un Abdalá o un Bermúdez, también tenemos nuestro currículum y pedigrí. Vamos a clubs de golf y restaurantes chidos (un poco más baratos que los que acostumbran a ir los aludidos) y tenemos propiedades en el extranjero (aunque más modestas). Tomamos whisky (del que sabe a Whiskas) pero al fin y al cabo también tenemos elevada alcurnia. Aunque todos somos hemanos de clase dominante, seguimos esperando nuestro amparo, cual vulgares sacacarteras y raterillos de microbuses. Ramón de la Huerta, por ejemplo, maestro de una prestigiosa institución educativa particular, ha sido denunciado varias veces por acoso sexual. Su bizarra costumbre de masturbarse mientras explica la poesía de Juan Villoro le ha valido el mote del Chaquetas, entre sus alumnas ¡aún ni tiene amparo! ¿Cómo es posible que afamados pájaros de cuenta, autores de delitos más graves, obtengan su amparo antes que el compañero Chaquetas? Nada más porque tienen un poco más de varo. Es injusto que jueces y juezas se pasen de lanza con sus estímulos monetarios, somos ricos pero también tenemos gastos. Si no nos amparan, al menos intégrenos al programa de testigos protegidos del caso Duarte, pero dejen de andar asustando a los niños con amenazas de meternos a la cárcel. Podemos llegar a un precio pacto, y más adelante nos ponemos al parejo. Responsable de publicación Alejo Ala Ley. Líder de Amparo. Alejo Ala Ley.