El que resbala cae
En un plumazo, Liópez se ha enemistado con el Ejército; se dice fácil, pero sin duda y acaso por primera vez en muchos años, la institución militar le responde airadamente a un candidato a la Presidencia... Es que de veras, están viendo y no ven
Ups. La ocurrencia de Liópez en la cual afirmó que no descartaría la amnistía a los grupos delictivos del crimen organizado con tal de lograr la paz, le ha granjeado (¿de granja?) la molestia crítica de las fuerzas armadas del país. Los secretarios de la Defensa Nacional, general Salvador Cienfuegos, y de la Marina Armada de México, almirante Vidal Soberón, le han contestado con cajas destempladas. No es la mejor noticia para un candidato a la Presidencia enemistarse con las fuerzas armadas, el general Cienfuegos dijo: “Están dejando de lado todo el mal que han hecho al país, a cuánta gente han envenenado, cuánta gente ha muerto por su culpa, cómo es posible pensar en que se les dé una amnistía. Estoy en contra, más claro que eso, nada”. Y oigan al almirante Soberón: “El gobierno no puede pactar con la delincuencia organizada, sería convertir al Estado en parte de esa delincuencia. No hay forma de que esto pueda suceder. Se toma como un fin electoral más que buscar un objetivo real”.
Gil, México, el mundo y el universo se encuentran ante el primer error monumental de Liópez de camino a la elección de 2018. En un plumazo, Liópez se ha enemistado con el Ejército. Se dice fácil, pero sin duda y acaso por primera vez en muchos años, la institución militar le responde airadamente a un candidato a la Presidencia. Es que de veras, están viendo y no ven. Aguzados.
Ackerman ataca de nuevo
Por si fuera poco, un cercano colaborador de Liópez, John Ackerman, ha escrito en su periódico La Jornada que la ley de seguridad “no busca dar cobijo a la actuación de los militares contra el crimen. En realidad, constituye una abierta declaración de guerra de Enrique Peña Nieto, Felipe Calderón, Salvador Cienfuegos y Vidal Soberón contra todo el pueblo mexicano, y sobre todo contra los activistas sociales y movimientos políticos de oposición que luchan por democratizar al país”. Al señor Ackerman se le olvida que pertenece a un partido que podría gobernar México y que ese país no puede ser gobernado sin las fuerzas armadas. Recuerden: el que resbala, muchas veces cae.
Los militares han salido a la calle a combatir al narco, se les ha acusado de múltiples abusos, reales o no, y de pronto el candidato puntero pretende analizar una amnistía a esos grupos contra los cuales el Ejército se ha batido. Parece mentira que un gallo tan jugado como
Liópez cometa errores de un principiante. Gil va a sentarse en una butaca de primera fila para ver cómo arregla Liópez este desaguisado. Cuando Liópez quiere arreglar un problema, casi siempre lo desarregla, de ahí su sobrenombre, lío y López. Si Liópez recordara que en moscas cerradas no entran bocas, o como se diga, podría salir adelante, pero con Liópez no hay tu tía, a la menor provocación entra al callejón de los madrazos. Y con todo, en el fondo, y por esta vez tiene razón: la guerra contra el narco ha sido una locura, un baño de sangre escalofriante, inmerecido, aterrador.
Hope
Gil leyó el artículo de Alejandro Hope sobre este asunto en su periódico El Universal. Lo mejor que ha leído Gilga, simple razón por la cual le robará un párrafo para cubrir esta página del directorio; en serio, el texto de Hope le devuelve a la ocurrencia de Liópez su verdadera dimensión. “Si quieren negociar con delincuentes”, título de esta pieza que Gamés ha recortado en papel y ha guardado en versión electrónica, pone en seis puntos la miga del asunto. Dice Hope: “Una negociación con delincuentes es el tipo de cosas que se hacen en el gobierno, pero no se discuten en campaña. Si L(i)ópez Obrador habla en serio, bien haría en no andar analizando la posibilidad en voz alta, frente a multitudes y con todos los reflectores encima. Eso requiere hilado fino y trabajo discreto, no griterío, no slogans. Un último comentario: negociar con delincuentes es pactar con el diablo. Y quien pacta con el diablo pierde su alma. Sobre este punto, nadie puede llamarse a engaño. De un arreglo con criminales nadie sale impoluto, aún cuando existan razones de interés público para construirlo. En ese pantano, todos los plumajes se manchan. Hasta el de Andrés Manuel”.
Gil abunda en la profunda seriedad del texto de Hope cuando dice “si L(i)ópez Obrador habla en serio…”. Gamés añade: no habla en serio, se trata de un tiro al aire, al cielo de la campaña, pero al parecer se ha equivocado. Por lo demás, todos ustedes, incluyendo a Hope, deben ver más bax.
Todo es muy raro, caracho. Como diría Diógenes: El insulto deshonra a quien lo infiere, no a quien lo recibe.