Amigos verdaderos
No sin sorpresa, Gilga ha descubierto que hay otros amigos verdaderos que se reconocen en el camino; un gran par de ellos que pasará a la historia por su empatía: Liópez y Hugo Eric Flores, del Partido Encuentro Social. Ah, las piedras rodando se encuentr
Gil sabe de amigos verdaderos, pues todos los viernes de su existencia toma la copa con ellos y charla de la luz y de la sombra, de la vida y la muerte, del amor y el desamor, de la dicha y la desdicha, y así todos los pares esenciales que la lectora y el lector quieran y gusten. Todo esto mientras beben Glenfiddich 15 en un vaso corto y con tres rocas en el interior.
No sin sorpresa, Gilga ha descubierto que hay otros amigos verdaderos que se reconocen en el camino. Un gran par de ellos que pasará a la historia por su empatía: Liópez y Hugo Eric Flores, del Partido Encuentro Social. Ah, las piedras rodando se encuentran, al registrarse como precandidato presidencial del PES,
Liópez dijo: “no es de ultraderecha el partido Encuentro Social, con el que nos aliamos”. Gil lo leyó en su periódico Reforma, en una nota de Isabel González: para Liópez, los partidos de ultraderecha en México son aquellos que han estado a cargo del país en los últimos 30 años y que han entregado los recursos de la nación a particulares. Los que estén parados siéntense (no empiecen, que ya viene el niño Dios), los que estén sentados párense y lean lo que Liópez ha dicho: “Como una muestra de que no hay diferencia de fondo en lo político y lo ideológico, entre lo que represento y lo que es Encuentro Social, podría decir que suscribo al pie de la letra lo que aquí ha expresado Hugo Eric Flores”. Un grito desgarrador hizo añicos el silencio del amplísimo estudio: Ay, mis hijos, insólitos grillos de tercera.
Más amiguitos
Si la política mexicana fuera un programa del Tío Gamboín (si usted no tiene edad para saber quién fue el Tío Gamboín, abandone en el acto esta página del directorio y permita que los mayores se hagan cargo de los asuntos severos de la vida), aquel conductor diría: no me fallen sobrinos. Ah, ya veo al sobrino
Liópez que hace nuevas amistades con nuestro sobrino evangélico. Un saludo para Eric. Qué bueno que hagan largas amistades. Los mensajes y las alianzas de Liópez tienen la seriedad de un programa del Tío Gamboín: militantes de Morena, tomen su sonaja y su chupón y nada de lloriquear. A ver, sobrinos, saluden a Eric del PES. Ya en serio, ¿no les da pena?
Eric es muy buen amigo verdadero y le llevó a Liópez a otro amigo muy verdadero (no se fijen en las repeticiones, pues son muy necesarias). ¡Adivinaron! Cuauhtémoc Blanco. Liópez saludó al otrora (gran palabra) crack del futbol mexicano, estrechó su mano y seguramente apoyará su aspiración a la candidatura del estado de Morelos. Ups: Morena sumará a Blanco a su colación (ya quedamos que en esta época así se escribe coalición). No somos nada. Anden, voten por el sobrino Liópez. No dejen.
Amigote
Más amigos verdaderos. Gil lo leyó en su periódico Reforma: Jaime Herrera Corral, ex secretario de Hacienda de Chihuahua avaló la triangulación de recursos a campañas estatales del PRI. He aquí lo que se llama un amigo verdadero: según este funcionario, el desvío de más de 250 millones de pesos en 2016 fue parte de un acuerdo del CEN del PRI con la SHCP que encabezaba Videgaray. Supongamos que se trata de una patraña, el fuego del rencor vivo de un indiciado; correcto, una mentira, una difamación; ahora supongamos que se trata de algo real, y que como todos suponían, el desvío de tantos millones no solo fueron a parar a las arcas de los corruptazos. Esas cosas pasan si tu partido tiene al menos cinco gobernadores perseguidos. Eso no es una mentira, ¿o sí?
Amigos falsos, pero verdaderos: según Herrera, los gobiernos priistas de Duarte en Chihuahua; Javier Duarte en Veracruz, y Egidio Torre en Tamaulipas, pactaron con el entonces presidente del PRI, Manlio Fabio Beltrones, triangular recursos federales para las campañas priistas. Oh, no, ¿hay un médico entre ustedes?
La salud
El precandidato del PRI José Antonio Meade pidió a sus competidores practicarse un examen antidoping para comprobar que tienen salud física y mental. Ahora mal sin bien: si algún precandidato hubiera ingerido en los últimos 20 días alguna droga, ¿los incapacitaría para sus trabajos electorales? Claro que no, ¡por piedad! ¿Qué sentido tiene? Ninguno, salvo que Meade sepa lo que Gil no sabe ni supone. La verdad Gilga exigiría a los precandidatos un tratamiento psicoanalítico. Como lo oyen. Por cierto, todos los precandidatos tienen que ver más bax.
Todo es muy raro, caracho, como diría Baltazar Gracián: Cada uno muestra lo que es en los amigos que tiene.