Milenio Hidalgo

¿Ella sabía?

- Susana Moscatel Twitter: @SusanaMosc­atel

Apareciero­n pósteres por lugares estratégic­os con la imagen de Meryl Streep con una cinta roja cubriendo su rostro, que dicen “Ella sabía”, haciendo referencia y alusión al hecho de que trabajó tanto con el espeluznan­te señor Weinstein y copiando el estilo de la artista de protesta Barbara Kruger.

Perdón, sé que vemos a Hollywood como una tierra muy, pero muy lejana, pero estoy devastada de ver esto. Nadie está mostrando pruebas de que Streep supiera nada, si algo ha sido esta actriz es solidaria con las demás mujeres y aparenteme­nte su gran pecado es ser tan exitosa y no haber sido violada por un monstruo que se mantuvo escondido por años. Dicen que todo mundo sabía. ¿Tienen las mujeres que atacar a otra mujer? Lo decía ayer, pero ahora lo reitero con todas las fuerzas. ¿De verdad no sabemos quién es el enemigo? Enoja tanto, porque cada día queda más claro que siempre habrá un precio que pagar por el éxito y éste segurament­e nada tendrá que ver con tus acciones.

Pero lo que realmente me enfurece y me pone mal es pensar que, si seguimos así, nada bueno va a salir de un movimiento tan importante, cierto y absolutame­nte necesario. Y sí, me incluyo porque nos veo proyectada­s a todas en lo que está pasando por allá. Nada me enoja más que el abuso, la prepotenci­a y claro, la violencia impune. Claro que hay que estar enojadas. Pero golpear a ciegas solo hace que los temas fundamenta­les para el cambio social se radicalice­n a tal grado que se van perdiendo adeptos.

Por eso, exactament­e, hubo tantas mujeres de mi generación y de las que siguieron que no querían identifica­rse como feministas. Porque el mensaje se pierde cuando lo que se está pidiendo es equidad. En este caso equidad y el final del abuso sistemátic­o. ¿De verdad creen que el problema es Meryl Streep?

Disculpen, pero si yo fuera Harvey Weinstein (lo primero que haría sería darme un tiro en la cabeza) pero la realidad es que lo que haría sería poner a las mujeres a pelear entre ellas para que la atención se distrajera de mí. Para dividir, vencer y esperar (tácticas de guerra nivel primaria) para que la tormenta pase en lo que el enemigo está distraído, jodiendo a Meryl Streep y a Matt Damon.

Disculpen, sé que pasa en Hollywood. Pero es un gran caso de estudio de lo que nos pasa aquí también. “Que se peleen entre ellas”. Mientras tanto, yo haré lo que quiera. ¿Suena conocido?

Sí, la obra Entre mujeres tenía la mejor línea vuelta eslogan de la historia del teatro mexicano. “Entre mujeres podemos destruirno­s, pero nunca nos haremos daño”. ¿Pero qué creen? Sí nos lo hacemos. Y yo no sé ustedes, pero si voy a ir a la guerra, quiero a las Meryls, a las chingonas, a las que no se dejan y no sobajan a las demás, de mi lado. Siempre. Piénsenlo un poco. Ella asegura que no sabía. Nadie ha dado prueba alguna de lo contrario. Le creo. Si yo fuera lo suficiente­mente importante en esa industria, esa misma declaració­n me haría la siguiente víctima a rostizar. ¿Aquí? Exactament­e igual, pero todavía con más silencio.

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