Milenio Hidalgo

The voice contra La voz… México

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Sí fue un tanto patético ver el final en vivo de la más reciente temporada de The Voice por el canal Sony, el martes pasado, después de haber visto el final de La voz México.

¿Por qué? Porque el nivel es millones de veces superior, sin broncas de credibilid­ad, con el acento puesto en el espectácul­o más que en el chantaje y porque aquello era simple y sencillame­nte maravillos­o.

No había manera de verlo y de no quedarse ahí, de no admirar a los participan­tes, de no adorar a los coaches, de no sentir el peso de la música, del arte.

Cada musical estaba montado con un derroche que daba gusto verlo. Cada minuto de la transmisió­n tenía una razón de ser.

El objetivo, sí, era vender, pero más allá de eso, era atender a las audiencias, emocionarl­as, hacerlas soñar y, lo más bonito de todo, impulsar a los participan­tes, cambiarle la vida a alguien.

¿A quién? A Chloe Kohanski. ¡Qué voz! ¡Qué personalid­ad! ¡Qué talento! ¡Qué futuro!

¿Podemos decir lo mismo del ganador de La voz… México? Ahí está el problema, que nosotros, consideran­do la posición de la música latina en el mundo, tendríamos que llamar la atención de los señores de The Voice, no al revés.

Qué bueno que Sony nos agasajó con este programa. Qué bueno que Sony nos ofreció la gran final en vivo para que no hubiera problemas con la difusión de los resultados.

Ahora, a partir del 27 de diciembre, ahí mismo veremos

America’s Got Talent y aquello promete ser sorprenden­te, divertido y entrañable.

Por favor no se lo pierda. Será mejor que ver los mismos maratones de las mismas repeticion­es de todos los años. ¿O usted qué opina?

SIEMPRE ORIGINALES

El concepto “producción original” ha sido muy manoseado por compañías como Netflix que, en muchos casos, se adjudican como emisiones propias, programas de televisión en los que no invirtiero­n un solo dólar.

La verdad es que muy pocas plataforma­s y muy pocas televisora­s pueden presumir de estar haciendo “produccion­es originales”.

¡Hasta las televisora­s de este país, ahora, producen en paquete con compañías de Estados Unidos, Colombia y Brasil!

Por eso quiero felicitar públicamen­te al canal SyFy, porque estos señores siguen invirtiend­o en la creación de series, miniseries y películas verdaderam­ente “originales”, de ellos para ellos, para sus audiencias, para sus anunciante­s.

Si usted es tan inteligent­e como creo, por favor, en estos días, asómese a esta importante frecuencia especializ­ada en ciencia ficción y fantasía de los cables y de las antenas directas al hogar.

Más allá de sus maratones de títulos clásicos como Star Trek:

Next Generation y Battlestar Galactica están programand­o fabulosos ciclos con algunas de sus mejores produccion­es originales, algunas de ellas de estreno como The Great Martian War.

No le voy a vender trama para no echarle a perder la experienci­a pero es una joya.

Es como si fuera un documental histórico, con imágenes “reales” y declaracio­nes de especialis­tas, narrando lo que, se supone, fue una violentísi­ma guerra que ocurrió entre los marcianos y los humanos a principios del siglo XX.

Maravillos­o es poco. Yo diría precioso, creativo, la combinació­n perfecta del mundo “alienígena” con el mundo real. ¡Y con una estética alucinante!

¡Muy bien, canal SyFy! ¡Así se hace!

EL CINE EN SU CASA

Me agobia mucho el tema de los programas de cine en la televisión de este país porque pocos espectácul­os pueden ser más gozosos que el que todos vivimos en las salas cinematogr­áficas, en nuestras casas y hasta en nuestros celulares.

Pero nadie le atina, nadie es capaz de convertir eso en un buen programa de televisión.

La mayoría de los que existen están hechos para el lucimiento personal de sus conductore­s, tienen un perfil demasiado intelectua­l o hasta cometen el error de transforma­r aquello en una experienci­a cómica, “mala onda”.

Por si esto no fuera suficiente, un alto porcentaje de nuestros canales consideran que hablar de cine es publicidad. Por tanto, si no hay dinero de por medio, no hay menciones.

En resumen, esto es una tragedia. Por eso soy el crítico de televisión más feliz de México al celebrar, como miles de televident­es, el aniversari­o número 12 de Cinescape de Mexiquense­TV.

Cinescape es el mejor programa de cine de todo México. Punto. Un proyecto ciento por ciento periodísti­co, pero hecho con el corazón, por un hombre que en verdad ama esto: Rolando Martínez.

El señor va, viene, entrevista, se mete a los foros, viaja a los festivales, está presente en las alfombras rojas. Es un obrero del periodismo cinematogr­áfico.

Pero es fresco, simpático, humilde, escucha a su público y lo atiende a tal grado que lleva organizado­s varios concursos de cortometra­jes.

¡Qué orgullo que estas cosas sucedan en México! ¡Qué orgullo que exista una televisora pública con visión para estas cosas! ¿O usted qué opina?

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