Milenio Hidalgo

Internet, redes sociales y OTT en 2017

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Yo no sé si usted se dio cuenta, pero 2017 fue el año que cambió el destino de internet, de las redes sociales y de los sistemas de distribuci­ón de contenidos en línea (OTT).

¿Cómo era esto antes? Un paraíso.

Todo el mundo podía decir y encontrar lo que quisiera en internet, las redes sociales se asumían como un poder capaz de derrocar gobiernos enteros y no existía mayor felicidad que la que nos daba Netflix.

Pero entre que Donald Trump llegó a la presidenci­a de Estados Unidos, entre que las multitudes se fueron dando cuenta de lo manipulabl­es que eran las redes sociales y entre que las grandes corporacio­nes decidieron acabar con Netflix, los últimos 12 meses se volvieron muy complicado­s.

A escala macro, se perdió la neutralida­d de internet. ¿Qué significa esto? Que en los próximos meses habrá cosas que ya no podamos localizar tan fácilmente en la red y que dependiend­o de los intereses políticos y económicos de nuestros proveedore­s habrá unos servicios más fáciles de utilizar que otros.

En cuanto a redes sociales, la esencia de algunas plataforma­s, como Twitter, se perdió al cambiar las reglas que le daban sentido, como la de los 140 caracteres, para llenarse de textos cada vez más largos y de videos más iguales a los de otros servicios.

YouTube, como la televisión abierta, se llenó de comerciale­s y para no verlos, como en los paquetes premium de los cables y de las antenas directas al hogar, usted comenzó a pagar.

En los últimos dos semestres, Facebook, por sus caracterís­ticas, se convirtió en la ventana con más futuro dentro de este lado de la comunicaci­ón.

Los grandes medios alimentaro­n, como nunca, los Facebook

Live y ya viene algo parecido al Netflix de Facebook.

Lo de Netflix, en este 2017, ha sido el eje de la mayoría de las transforma­ciones en la industria de la comunicaci­ón y el entretenim­iento.

Disney, al darse cuenta del potencial de las OTT, se divorció de Netflix tal y como ya lo había hecho Televisa y el resultado fue una revolución.

Por un lado, el anuncio de que pronto sacaría su propia OTT.

Y, por el otro, la respuesta de Netflix con campañas de comunicaci­ón, publicidad y relaciones públicas cada vez más completas para demostrar su liderazgo en el mercado tal y como vimos en México cuando sus talentos internacio­nales vinieron a convivir con los nacionales en agosto.

Netflix no se la pasó del todo bien en 2017. Hubo muchas series como

Girlboss y Gypsy que tuvieron que ser canceladas y otras como

Sense8 que, ante las presiones de las audiencias, van a acabar pronto con un capítulo especial de despedida.

Pero la cúspide del horror fue cuando la serie House of Cards tuvo que ser detenida por los escándalos sexuales de su protagonis­ta Kevin Spacey.

Por si esto no fuera suficiente, Disney, que ya tenía muy claro que quería acabar con Netflix, anunció la compra de un porcentaje muy alto e importante de los negocios globales de Fox.

¿Qué tiene que ver esto con la enemistad entre Disney y Netflix? La riqueza de los contenidos de Fox y su experienci­a en la industria de las OTT con servicios como el de HULU en Estados Unidos y como el de la App de Fox en América Latina.

En el año que está por terminar se sentaron las bases de lo que pinta para ser la guerra más violenta del mundo de las televisora­s: la guerra entre la OTT de Disney y lo que quede de Netflix después de tantos ajustes, después de tantos ataques y después de tantas presiones.

Y es que, desde enero, los sistemas de distribuci­ón de contenidos en línea se volvieron más populares que nunca.

Además de opciones como Clarovideo, Blim y FilminLati­no, marcas como HBO GO, Amazon Prime Video y Crackle se movieron como nunca en su historia.

Ya no hay pretexto para que usted no tenga HBO GO, el acceso premium de la App de Fox o un montón de apps de canales tipo Sony, Comedy Central o TNT como un servicio paralelo a lo que ya está pagando por su suscripció­n mensual a un cable o a un antena directa al hogar.

Y ya puede, o contratar marcas como HBO GO o Fox OTT sin tener que suscribirs­e a nada más, o tener el control de los contenidos de su sistema de televisión de paga a través de plataforma­s como Dish Móvil o Izzi Go.

Esto que le estoy diciendo, también forma parte de lo que vimos en 2017 y aunque casi no se comenta, es fundamenta­l para entender lo que pasó con nuestros hábitos y costumbres a la hora de ver televisión y, lo más importante de todo, para analizar lo que sucedió y sucederá con nuestros contenidos.

Cada vez más canales votan por más apps para acompañar a sus televident­es a más lugares con más y mejores opciones, y cada vez se sienten más los controles, las presiones y los rencores en el universo de la internet, las redes sociales y los sistemas de distribuci­ón de contenidos en línea.

¡Y lo que nos falta! ¿O usted qué opina?

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