El México de siempre
Hace casi un año, en enero de 2017, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) resumió el pasado y presente de México, pese a las reformas, pese a los “cambios políticos”, pese al surgimiento de corrientes ciudadanas, de generaciones de emprendedores, de millennials unidos al grito de guerra, de todo y nada.
“El crecimiento es fuerte, pero las desigualdades persisten en todo México”, fueron las palabras que usó la organización internacional para resumir en sencillas frases la visión general del país y su entonces pronóstico para el año que estamos por terminar.
De acuerdo a la OCDE, empezamos 2017 con un concepto de productividad diferente; y es que se dijo que todo iría mejor “gracias a las ambiciosas reformas estructurales”.
Sin embargo las organización con sede en París, cuyo secretario general es curiosamente un político mexicano de la vieja escuela priista, José Ángel Gurría, fue muy concreta en sus hallazgos para el país y sobre todo en las recomendaciones para que se cambiaran las cosas. ¿Se hizo algo acaso?
El ingreso continúa sumamente concentrado, muchas familias viven en la pobreza, la inseguridad es alta y las oportunidades para que los niños superen a sus padres podrían mejorarse, dijo la OCDE hace casi un año. ¿Se percibe acaso que algo de lo anterior haya sido modificado?
También se indicó que las relaciones fiscales con las empresas estatales eran o son o siguen siendo “distorsionadoras”, por lo que se pidió a México (al gobierno) “normalizar la fiscalización de empresas estatales hacia un régimen fiscal similar al del sector privado”.
De igual forma se toca la famosa reforma educativa en donde se propuso “condicionar las transferencias a los estados mexicanos a la aplicación de la normativa nacional para el desempeño docente en primaria y secundaria”; lo anterior, tengo entendido, ni siquiera se consideró por lo que es posible que ninguna de las opciones que dio la OCDE al gobierno de Enrique Peña Nieto fueran llevadas a cabo, no por ser Gurría priista o mexicano, sino por el hecho de que se supone que con “consejos” de expertos internacional en políticas públicas desde hace más de medio siglo.
En noviembre de 2016, el propio Gurría dijo en una conferencia en la Facultad de Economía de la Universidad Autónoma de Baja California en Tijuana, lo siguiente: “México sigue enfrentando el gran desafío de reducir las desigualdades y lograr un crecimiento más incluyente. El ingreso permanece concentrado en muy pocas manos, los niveles de pobreza e inseguridad siguen siendo muy elevados y los niños a menudo no cuentan con oportunidades suficientes para alcanzar un nivel de vida mejor que el de sus padres. El 10% más rico en México gana 20 veces más que el 10% más pobre, mientras que esta diferencia es de casi 10 veces en promedio en la OCDE. Estas disparidades se manifiestan también a nivel regional”.
¿Y entonces?