La “sedición” ya terminó, asegura el ejército iraní
Los Guardianes de la Revolución, el cuerpo militar de élite de la nación persa, da por concluidas las protestas iniciadas el jueves
Los Guardianes de la Revolución, el ejército de élite del poder en Irán, proclamaron el fin del movimiento de protesta que causó 21 muertos y cientos de detenciones, tras la celebración de masivas manifestaciones de apoyo al régimen islámico chiita.
Solo algunas protestas esporádicas en ciudades de provincia tuvieron lugar en la madrugada del miércoles, según videos difundidos en las redes sociales e imposibles de verificar, en contraste con las noches anteriores de manifestaciones contra la austeridad económica y el poder.
La clase política -reformistas y conservadores- se posicionó contra los disturbios desencadenados el 28 de diciembre en Mashhad (noreste), la segunda ciudad de Irán, marcados por la violencia y la destrucción de bienes públicos. El gobierno acusa a “contrarrevolucionarios” con sede en el extranjero de haberlos fomentado.
La televisión oficial mostró imágenes en directo de multitudinarias manifestaciones pro gobierno en varias ciudades.
Enarbolando pancartas que denunciaban a los “agitadores”, los manifestantes gritaron lemas a favor del Guía Supremo, el ayatolá Alí Jamenei, pero también gritos de “¡Muerte a Estados Unidos!” o “¡Muerte a Israel!”.
Para hoy están previstas nuevas manifestaciones pro régimen en Ispahán y Mashhad.
Las autoridades iraníes intentaron minimizar el movimiento de protesta, el más importante desde el de 2009, que fue violentamente reprimido, contra la reelección del presidente ultraconservador Mahmud Ahmadineyad.
En conversación telefónica ayer con su par turco, Recep Erdogan, el presidente iraní Hasan Rohaní, que antes hablaba de una “pequeña minoría” de contestatarios, dijo que esperaba el fin de los disturbios “en
La clase política rechaza las manifestaciones que dejaron 21 muertos y cientos de detenidos
unas horas”, según el presidente turco. El jefe de los Guardianes de la Revolución, Mohammad Ali Jafari, dijo que el número de “agitadores” “no había superado las 15 mil personas en todo el país”. Y añadió que podía anunciar “el fin de la sedición”, en declaraciones publicadas por la web del ejército de élite del régimen. “Un gran número de alborotadores, en el centro de la sedición, (...) recibió una formación por parte de la contrarrevolución y de los monafeghines”, comentó, usando un término que designa a los Muyahidines del Pueblo, principal formación de la oposición en el exilio, entre otros países en Francia.
Irán acusa a los Muyahidines de estar ligados a Arabia Saudita, rival regional de Teherán. El general Jafari dijo también que miles de personas fueron “entrenadas” por Estados Unidos para “fomentar los disturbios en Irán”.
La embajadora de EU ante Naciones Unidas, Nikki Haley, pidió “reuniones de urgencia” del Consejo de Seguridad en Nueva York y del Consejo de Derechos Humanos, en Ginebra, sobre Irán mientras Washington contempla nuevas sanciones. El titular de la ONU, Antonio Guterres, llamó a “evitar la violencia” y que el gobierno debe “respetar los derechos a reunirse pacíficamente y a la libertad de expresión”. Las manifestaciones dejaron desde el jueves 21 muertos, en su mayoría manifestantes, y centenares de detenidos, 450 de ellas en Teherán donde muchos habitantes dicen comprender los motivos socioeconómicos de las protestas, ante una tasa de desempleo de 40 por ciento entre los jóvenes. Pero a la vez condenan la violencia. Otros rechazan el discurso oficial según el cual las protestas son obra de potencias extranjeras.
El presidente de EU, Donald Trump, dijo ayer que su país apoyará al pueblo iraní “cuando llegue el momento”, sin dar mayores precisiones sobre esa fórmula enigmática. “Enorme respeto por los iraníes cuando tratan de recuperar el control de su gobierno corrupto”, escribió Trump en un tuit.