Evocan el teatro de carpa para darle poder al pueblo
Esa tradición hizo aportes que han sido despreciados y olvidados
EVerónica Díaz/México l actor, director y dramaturgo César Enríquez se planteó varias cuestiones: “¿Cuál es la razón por la cual el cómico y el actor de arrabal y carpa nunca han sido considerados creadores de altos vuelos? ¿Por qué no se habla de ellos en los libros de historia nacional, como sí de los juglares o de la comedia del arte? ¿De dónde viene esa censura y qué fue de muchos de ellos que fueron perseguidos por un dictador? “En su elitismo, la misma comunidad teatral denostó mucho tiempo esta forma teatral, que fue un parteaguas en la dramaturgia nacional y la creación de espectáculos. Entonces decidí compartir estas historias de valentía, de orgullo, de vejación y olvido, y darle al pueblo el poder que merece”, señala Enríquez.
Su más reciente creación, ¡Por jodidos y hocicones mataron a los actores!, busca mostrar la creatividad que legaron a la dramaturgia. La pieza, que se presentará a partir del próximo 4 de abril todos los miércoles de ese mes a las 20:30 en el Teatro Helénico, contará con las participaciones de Pueblo López, Rodrigo Ostap y Enríquez.
Según el director, “la obra sucede en lo sórdido y la oscuridad de una celda de San Juan de Ulúa. Los personajes son desaparecidos, En la obra actúan Pueblo López, Rodrigo Ostap y César Enríquez. seres sin sepultura, muertos por inanición, que se contraponen escénicamente por estar dotados de una luminosidad y color en la comedia, un ritmo cardiaco y en la necesidad y urgencia de narrar su historia, acontecida antes de de ser atrapados”.
La historia muestra los esqueletos de tres míseros que no saben ni quiénes son y vagan perdidos hasta hoy. Fueron valientes cómicos que se ganaron la vida y la muerte al escenificar historias de vergüenza nacional con picardía y vulgaridad. Los tres personajes escarbarán la memoria para desenterrar su pena y su gloria. “Realizamos una sólida investigación sobre el teatro de jacal, previo al de carpa, el de revista y las tandas, y así se crea este espectáculo sobre memoria, identidad, rebeldía y libertad. La música es creación original cimentada en polkas, valses y música mexicana de época que rescata el humor de la música mexicana. “La obra es un homenaje a nuestro teatro popular, hilarante, sicalíptico, vulgar, político y de resistencia, que fue nuestra gloria pero que ha sido olvidado y tiene poco registro”, dice Enríquez.
El escritor eligió a los tres muertos mencionados para desenterrar junto su propia historia y la de un teatro que “es un espectáculo que tiene como eje la censura contrastada con la libertad y la posibilidad de denuncia, aunque el destino suele ser la muerte”.
Originario de San Sebastián Ocotlán, Oaxaca, Elpidio Adrián González elabora artesanía de totomoxtle, las hojas secas que envuelven a las mazorcas. Sin utilizar pegamento ni pigmentos para que las figuras “no pierdan su esencia natural”, se vale de amarres, carrizo y palillos para dar forma a vestidos, personas, ferrocarriles y hasta una orquesta de chapulines.
Dedicado al campo y al cuidado de su padre, se inició en las artesanías hace 16 años, y desde 2003 ha ganado 10 primeros lugares, dos segundos y un tercero en la categoría de totomoxtle natural de la Noche de rábanos, celebrada cada 23 de diciembre en Oaxaca. “En mi primera pieza representé la antigua cosecha del maíz, donde se utilizaban toros, carretones, pescadores y mecapales”, expresó a MILENIO, y continuó: “A la gente le gustó la manera en que abordé el tema, y de ahí seguí con una boda tradicional oaxaqueña, donde representé a las personas regalando trastes, guajolotes, dinero. Hice toda esa algarabía”.
Para crear una figura, la hoja de maíz debe estar blanda y ligeramente húmeda. En 16 horas, González da forma a una persona de tamaño pequeño; aunque su padre se desespere, “quiero morir con el don de trabajar el totomoxtle”.
Su objetivo está claro: rescatar las tradiciones oaxaqueñas poco conocidas, “Hice un tren que pasaba cerca de mi casa y que mi madre llegó a abordar. Son recuerdos que se quedan y plasmo en mi obra”, expresó.
Ahora algunas de sus artesanías son exhibidas en el Museo de Arte Popular (MAP) en la muestra Totomoxtle, la magia del maíz, donde destaca su orquesta de chapulines: “Era muy común encontrar estos animalitos en mi tierra; los más gorditos son las hembras, y los delgados, los machos. Cuido cada detalle de mis figuras”, añadió.
González creó su técnica cuando vio a su madre tejer con estambre; a futuro, le gustaría fundar un museo “para ofrecer talleres y hablar acerca de la importancia del totomoxtle”, pues la elaboración de figuras requiere de mucha paciencia, entusiasmo, disciplina, por lo que también se “una buena terapia para los desesperados”.
La muestra estará abierta en el MAP, Revillagigedo 11, colonia Centro, hasta el 28 de enero.