Milenio Hidalgo

La cultura en México

Gil no trepida en escribir aquí cuál fue el libro mexicano más importante de 2017. Cierren los ojos, aguanten la respiració­n tres segundos, listo: Inventario, de José Emilio Pacheco

- Gil Gamés gil.games@milenio.com Gil s’en va

Gamés bajaba la cortina de la semana con una tos de perro. ¿Qué ocurre? Ojos rojos, toses, dolores en articulaci­ones, virus del fin del mundo. En un acto de heroísmo que mucho lo enaltece, Gil caminó sobre la duela de cedro blanco revisando libros de aquí y de allá.

Gil no trepida en escribir aquí cuál fue el libro mexicano más importante del año 2017. Cierren los ojos, aguanten la respiració­n tres segundos, listo: Inventario de José Emilio Pacheco publicado por la editorial ERA y curado por Héctor Manjarrez, Eduardo Antonio Parra, José Ramón Ruisánchez y Paloma Villegas. Una caja de tres tomos que reúne una antología de la histórica columna que JEP escribió desde el año de 1973 hasta el de 2014 en que murió después de terminar su último Inventario. Esas páginas empezaron en el Diorama de

la Cultura de Excélsior, hicieron pausa en el año de 1976, cuando Echeverría soltó un manotazo sobre el periódico

Excélsior y terminó en Proceso, cuando Rafael Rodríguez Castañeda y su equipo se hacían cargo de la revista. ¿De qué trata el Inventario? De todo y todo, de reseñas, de semblanzas, de conexiones literarias, de relatos históricos; su vocación, la difusión (ción-sión); la lectura como única forma de conocimien­to. Si usted no lo tiene en casa, venda el trenecito y la pelota que le trajeron los Reyes Magos a su hijo y corra a comprarse estos tomos poderosos.

José Luis Martínez, cien años

Se preparan los festejos por los 100 años del nacimiento de José Luis Martínez. El estado cultural tirará la ventana por la casa, o como se diga. Gil estuvo algunas veces en la casa de José Luis Martínez, allá en Polanco, y vio con los ojos de plato la biblioteca de este historiado­r de las letras nacionales. Su colección de periódicos del siglo XIX era para irse de espaldas. Un gran conocedor y difusor del pasado cultural mexicano.

Gil se irá al infierno de la cultura, pero don José Luis escribía con un taladro neumático, mucho conocimien­to y poca gracia, cero inspiració­n. Su gran obra, la biografía Hernán Cortés (FCE/ UNAM, 1990) es una hazaña de conocimien­to histórico y una pena de prosa porosa. Miles y miles de notas al pie, párrafos trémulos, datos exactos, minucias maravillos­as sobre el conquistad­or. Ciertament­e, sin José Luis Martínez, la historia de las letras mexicanas no sería la misma; estudió, investigó, clasificó cuando muy pocos lectores se dedicaban a traer del pasado obras desconocid­as para restaurar una tradición. Ahora mal sin bien: Gilga leyó el

Cortés de Martínez y el Cortés de Juan Miralles (Tusquets, 2001), un antiguo diplomátic­o y lector que un día se decidió a escribir. El Cortés de Miralles no es una proeza como la de Martínez, pero se deja leer como una gran pieza narrativa. Sí, Gilga se ha condenado a los infiernos.

Grandes lecturas caóticas

En estos días Gilga lee tres libros. Va de uno a otro en completo desorden. El caos es así: “Hablo de la ciudad”. Los principios del siglo XX desde la Ciudad de México de Mauricio Tenorio, publicado por el FCE. Estos textos inverecund­os (gran palabra) han reunido el rigor histórico, la imaginació­n literaria y la originalid­ad ensayístic­a. Se dice fácil.

Gil descubrió a Lucia (sin acento, por favor) Berlin, la narradora que ha sido un éxito rotundo en Estados Unidos. Un grueso volumen de cuentos magníficos: Manual para mujeres de la limpieza (Alfaguara, 2016). Estos cuentos se encuentran en la escala de los relatos de Bellow, Cheever, Capote, Barthelme, así como lo oye usted. ¿Qué espera?

Gamés declara en esta página del directorio un acontecimi­ento cultural con bombo y platillo: la publicació­n en la editorial ERA de Cuatro cuartetos de T. S. Eliot. Aproximaci­ón, edición y notas de José Emilio Pacheco. Una edición bilingüe publicada por la editorial ERA y El Colegio de México. En realidad se trata de dos libros, uno que contiene el brillante traslado de Eliot al español y otro que abre al lector innumerabl­es puertas a la interpreta­ción de la poesía de Eliot. Ah, si Gilga pudiera leer un ensayo del poeta Luis Miguel Aguilar sobre la traducción y las notas de Pacheco. Aguilar es el interlocut­or natural de este gran libro. Gamés hace chango y papa.

Sí, exacto: los viernes Gil toma la copa con amigos verdaderos. Mientras el camarero se acerca con la bandeja que soporta el Glenfiddic­h 15, Gamés pondrá a circular la frase de Malraux por el mantel tan blanco: La cultura es lo que, en la muerte, continúa siendo vida. m

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ESPECIAL La antología viene en una caja de tres tomos que reúne la columna de JEP.
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