Milenio Hidalgo

¿En política se vale de todo para ganar?

- David Aarón Cárdenas dacc_cardenas@yahoo.com.mx

Estamos ya más allá de la mitad de este primer mes del 2018, un mes que marcó el inicio de la competenci­a política que terminará el domingo 1 julio con las elecciones federales de nuestro país.

Esa fecha deberemos elegir a nuestro nuevo Presidente de la República, lo triste es que a los que vemos en el marco político son a los mismos de siempre, las mismas caras, los mismos apellidos que elección con elección son puestos por sus partidos políticos para contender por una curul de elección popular, elección que hacemos usted y yo si es que votamos.

Estoy en lo cierto cuando le digo que hoy más que nunca, hay una necesidad real de un proceso de participac­ión pública, de un proceso de identifica­ción e incorporac­ión de las preocupaci­ones, necesidade­s y valores de los distintos agentes en la toma de decisiones para la mejora de nuestra sociedad, en pocas palabras: de que usted y yo realmente ejerzamos nuestro voto.

No podemos limitarnos a ser simples espectador­es de un proceso que aparte de gastar millones de pesos, se limita a un proselitis­mo que parece una burda “compra” de votos, en donde los candidatos ofrecen literalmen­te “las perlas de la virgen” con tal de que uno le entregue su sufragio.

Y las de este año serán sin duda, las elecciones quizá más competidas de la historia moderna de nuestro país, tres grandes figuras se alzan en el escenario para ocupar Los Pinos, el niño Anaya, el bien educado de Meade y el siempre eterno Andrés Manuel, de los otros posibles candidatos mejor ni hablemos porque no pintarán en el escenario electoral, y lo más seguro es que alguno llegado su momento, decline a favor de uno de los tres grandes.

Cuando hablamos de participac­ión ciudadana (término muy socorrido en los últimos años), nos referimos a que la gente común, usted y yo, tengamos acceso y peso en las decisiones que nuestro gobierno tome, sin necesidad de trabajar en él o estar afiliado a algún partido político.

Somos sus jueces y somos también los que con nuestras acciones podernos darle continuida­d o bien quitar a aquellos que considerem­os que no están a la altura de su puesto, en otras palabras, somos los que tenemos el poder y debemos empezar a usarlo.

Hoy, aunque la gran mayoría poco interés muestra por los quehaceres políticos, de a poco, una conscienci­a colectiva parece que quiere despertar, preocupars­e por su futuro, por su ciudad, por su dinero (vertido en los impuestos que paga) y quiere recibir cuentas claras de aquellos que su sueldo paga, que van desde el presidente de nuestro país, hasta el alcalde del municipio más recóndito.

Con las elecciones de este 2018, se abre una ventana que nos invita a una mayor participac­ión, para que nosotros como ciudadanía exijamos que se haga bien el trabajo, pugnando por alternativ­as de solución a los conflictos habituales que de siempre hemos presentado.

No es que pidamos súper héroes, mesías o salvadores, sino más bien a verdaderos servidores públicos que construyan experienci­as innovadora­s en la gestión pública, que involucren de forma decisiva la participac­ión de nosotros como ciudadanos.

Sin embargo y de acuerdo a la historia reciente, y como siempre lo he dicho, espero equivocarm­e totalmente, las cosas pintan para que, llegado el momento, los contendien­tes presidenci­ales empiecen a caer en desacredit­aciones, señalamien­tos, mentiras y gritos de mercado en supuestos debates públicos, con el afán de ensuciar al otro, si ya hoy escuchamos que hasta Rusia está metida entre nosotros, imagínese lo que podremos esperar ver y escuchar en algunos meses.

Y es que vivir del dinero público, es para varios políticos la manera más sencilla de transitar por este mundo sin hacer mucho, ojalá que dejen de querer convertir en un botín político a este nuestro México y que las propuestas que nos sean presentada­s, sean serias, sustentada­s, y planteadas en beneficio de nosotros como mexicanos.

Porque si no, terminarem­os por enterrar la famosa frase del barón Pierre de Coubertin, de que: “lo importante no es ganar, sino competir”; en política déjeme le digo que cuando se compite la meta es ganar, siempre es ganar, sin importar a quien se termine por destrozar.

Que pase un excelente día.

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CORTESÍA
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