Las seis C de Ríos Piter
La crítica no es menor y atañe, como bien dice, a todos los partidos; Morena no se escapa y allí está, lo dice con todas sus palabras el delegado de Tláhuac con sus vínculos con el crimen organizado relacionado al narcomenudeo
Lo inédito y posiblemente lo más relevante de las elecciones próximas son los candidatos independientes. El derecho a ser votado es un logro al que mucho contribuyó Jorge Castañeda. La Constitución y la ley se han modificado para superar el monopolio que tenían los partidos en la postulación de candidatos. En 2015, Jaime Rodríguez fue el primer gobernador independiente, quien prevaleció con una amplia mayoría. Otros casos emblemáticos son los de Alfonso Martínez en Morelia, en un distrito local de Zapopan José Kumamoto y en uno federal en Sinaloa, Manuel Clouthier.
Ser candidato independiente no es fácil, mucho menos ganar la elección. El requisito de 1 por ciento y en el caso de la elección presidencial tal porcentaje en lo nacional y en 17 entidades es teóricamente fácil, en la práctica requiere de una estructura y una importante inversión. A un mes de que venza el plazo, todo apunta a que en la elección presidencial habrá tres candidatos independientes: Margarita Zavala, Jaime Rodríguez y Armando Ríos Piter.
Margarita tiene más apoyo del que muchos suponen y muestran las mediciones de intención de voto convencionales. Una buena campaña la puede llevar a un lugar destacado. Jaime Rodríguez, quien ha logrado con mayor facilidad cumplir con el registro de adhesiones, lejos está de mostrar la fortaleza que le llevó al triunfo en el pasado. Sin embargo, fue un eficaz candidato y no debe menospreciarse su eventual desempeño. Un caso singular el del joven senador Armando Ríos Piter, quien pudo ser gobernador de Guerrero por el PRD y declinó para no caer en el torbellino de las complicidades de su partido en el dramático hecho de Ayotzinapa.
Es positivo que Armando Ríos Piter esté en la boleta. De él puede venir la mejor crítica al sistema político y a la manera cómo los partidos han afectado la calidad del gobierno. Por ahora su empeño se centra, al igual que sus pares, en la obtención de las firmas, mientras que los candidatos de los partidos han hecho de las precampañas ostensibles actos anticipados y ventajosos de proselitismo de muy discutible legalidad.
Ríos Piter se ha dado espacio para lanzar desde ahora una fuerte crítica a la situación actual. De antemano anticipa que él no declinará en caso de obtener el registro como candidato, lo que le permite enderezar su crítica al conjunto, incluidos, desde luego, PRD y Morena. No es una candidatura bajo sospecha de colusión, sino justo lo contrario, y es por ello la vehemencia de su postura respecto a todos los partidos y candidatos.
Sintetiza su argumento sobre el origen del problema actual y que afecta a todos y que ocurre, precisamente en el momento electoral, cuando los futuros gobernantes buscan ganar el voto. Se refiere al círculo perverso de la corrupción, las seis C: campañas, compra de votos, clientelas, compadres o compradores (financiadores de campañas), contratos o contactos con criminales.
La crítica no es menor y atañe, como bien dice, a todos los partidos. Morena no se escapa y allí está, lo dice con todas sus palabras el delegado
La victoria no necesariamente es un cargo, sino transformar la realidad; en política se puede ganar perdiendo
de Tláhuac con sus vínculos con el crimen organizado relacionado al nacromenudeo. Lo mismo vale para Javier Duarte y las compras de falsas medicinas, el PAN y los moches, el PRD y el alcalde José Luis Abarca de Iguala. Como señala, el problema no es un partido, sino el conjunto del sistema y la adicción de los partidos y candidatos al dinero, venga de donde venga.
Siempre será más fácil denunciar que resolver. No obstante, lo importante es someter el sistema al escrutinio, esto es, entender que los problemas son sistémicos y que no se resuelven con el voluntarismo o llevando a un personaje o determinadas siglas al poder.
Ríos Piter dice creer en el sistema de partidos como fundamento para toda democracia; sin embargo, afirma que lo que existe obliga a un punto de quiebre, que es la posibilidad que plantea el relieve político y legislativo que puedan adquirir en esta circunstancia los candidatos independientes y así impulsar la reforma política que se requiere.
El problema es real, las posibilidades de resolverlo mediante candidaturas independientes son magras; sin embargo, el reclamo sobre las insuficiencias del sistema y las reglas del juego y la connivencia entre el dinero y el poder público en el contexto del proceso electoral son un elemento importante para someter a todos los candidatos al escrutinio, a la duda y al compromiso, al menos el de la transparencia.
No todo en las elecciones consiste en quién gana y quién pierde, también importan los términos en los que se libra la contienda y la discusión pública a la que convoca. Lo que señala Ríos Piter invita a todos. La victoria no necesariamente es un cargo, sino transformar la realidad. En política se puede ganar perdiendo.