Bullying imparable
La violencia mexicana trastoca todos los niveles, estratos y grados generacionales. Un ejemplo fue el caso que se viralizó recién concluida la semana en donde una adolescente de primero de secundaria fue golpeada salvajemente por dos de sus compañeras de salón en Ciudad Sahagún, Tepeapulco.
El caso alcanzó niveles de noticia internacional apareciendo hasta en portales europeos y asiáticos como si se tratara de un espectáculo a difundir para ganar seguidores y likes.
El tema es gravísimo si se piensa que apenas comienza el viacrucis para las involucradas y sus familias ya que así como el mexicano violento condena -en redes-, también castiga, sentencia y juzga.
Basta con ver las redes y comentarios de usuarios, en su mayoría menores de edad, donde se refieren a las participantes del incidente con bajezas y maldiciones.
De acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, México ocupa el primer lugar internacional en acoso escolar. Asimismo, según cifras de una evaluación de la Asociación Internacional para la Evaluación del Logro Educativo, en el 2016 nuestro país avanzó 15 puntos en comparación con en 2009, sin embargo, México se ubica como uno de los países más hostiles, siguiéndole Perú y República Dominicana.
La organización Internacional Bullying Sin Fronteras realizó un estudio a padres de niños y adolescentes que cursan sus estudios en 120 escuelas públicas y privadas de todo el país, informando que siete de cada 10 niños sufren todos los días de algún de tipo de acoso: 85 por ciento suceden en la escuela, donde los más afectados son quienes padecen alguna discapacidad o por su orientación sexual y en su mayoría, no se reportan a los maestros, debido a que eso trae peores consecuencias: más violencia, ausentismo o deserción escolar o hasta suicidios.
En la Cámara de Diputados, se sostiene en foros que entre 60 y 70 por ciento de los alumnos de nivel básico han sufrido algún tipo de violencia, lo que significa que de los 25 millones de estudiantes, 18.7 millones han sido víctimas o testigos de acoso escolar.
Incluso, en junio de 2014, el entonces senador del PRI, Omar Fayad Meneses, hoy gobernador de Hidalgo, promovió una ley para atender el tema, en donde subrayó que este es un tópico educativo y cultural, de fomento de valores y políticas públicas orientadas a la prevención y atención del bullying, y que “no se trata sólo de la criminalización de conductas infantiles”.
Como vemos en el contexto todos sabemos que es el bullying, sus causas y consecuencias. La pregunta aquí es ¿Y qué hacemos al respecto para que no solo no suceda sino para que las nuevas generaciones sepan que molestar a alguien está mal?
Podrá haber mil castigos y sanciones pero sino cambiamos el chip de quienes serán los tomadores de decisiones mañana, nada de lo que aquí he resumido habrá servido de algo. Nada.