Monstruos verdaderos
No deja de impresionarle a Gil que Morena levante y meta en el carretón de su partido casi de todo: alcaldes sospechosos de corrupción, alcaldes relacionados con el narco, senadoras con vocabulario de 340 palabras, secretarios de Fox improvisados como age
Apenas abrió Gil el ojo a la semana que subía el telón cuando los monstruos lo acosaron. Huyó por los pasillos que conducen al amplísimo estudio, pero ni así consiguió deshacerse de ellos. Mientras Gil escribía estás líneas, todo parecía listo para que la coalición Juntos Haremos Historia presentara al alcalde de Cuernavaca, Cuauhtémoc Blanco, como candidato a gobernador de Morelos. De no suceder algo gordo e imprevisto, diría el clásico, Yeidckol Polevnsky, Hugo Eric Flores y Alberto Anaya, presidentes de Morena, PES y PT, anunciarán al ex futbolista como su mejor carta para contender por la gubernatura de Morelos. Cobijados por una encuesta que nadie sabe, nadie supo, Blanco es el mejor posicionado para esa elección. Padre mío, de nuevo una coincidencia extraordinaria, tu simpatía coincide con nuestras encuestas, ¿no es algo extraordinario, padre? Sí, Andy, los porcentajes tienen una extraña proclividad por mi persona.
Señores y señoras de Morena: ¿no es un poco demasiado? Un analfabeta, un golpeador de mujeres que aceptó su candidatura a la alcaldía de Cuernavaca por 8 millones de pesos, un sujeto que no tiene la menor idea de nada que no sea un balón de futbol será su candidato al gobierno de Morelos. Como dice un amigo de Gamés: a más, más. Primero la alianza con un partido confesional, el PES, luego un candidato que debería más bien ser investigado por sus relaciones con las bandas asesinas que se han adueñado de Morelos. Van bien: saluden de paso a su candidato a la alcaldía de Morelia, don Fausto Vallejo, pajarraco de cuenta, cómplice del narco que debería estar, con su hijo, en prisión. Muy bonito. Este monstruo de dos cabezas se llama cinismo y complicidad. En serio, militantes de Morena: ¿no les da pena?
Vacas y borregos
Los ex gobernadores priistas se robaban todo, no le hacían el feo a nada, hasta las vacas y los borregos. Gil lo leyó en su periódico MILENIO. La pequeña historia: un barco que venía de Nueva Zelanda cargado de vacas y borregos llegó a Mazatlán para el apoyo ganadero a distintos lugares en junio de 2015. Los borregos se fueron al Estado de México y las reses se dividieron entre Hidalgo y Chihuahua. El ganado importado era parte del programa de apoyo a ganaderos con 48 beneficiarios. El valor total de los animales, 11 millones de pesos. A territorio chihuahuense se destinaron mil 408 reses, pero 900 terminaron en los rachos de César Duarte. ¿Cómo la ven? Dicho esto sin la menor intención de un albur ganadero.
Si la lectora y el lector no dan crédito, Gil mucho menos: César Duarte había desviado cientos de millones de pesos, muchos de los cuales presumiblemente fueron a parar a campañas del PRI (presumible, gran palabra), pero a Duarte le parecía poca cosa y un día se enteró de que venían de Nueva Zelanda unas vacas. Una mañana en la cual sintió una melancolía inexplicable, Duarte le dijo a un subordinado: Perengano, las vacas, a los ranchos y no se diga más. Y así. Este monstruo se llama viejo-nuevo PRI.
Gaby Morena
Gilga había perdido el resuello con estos monstruos, pero aún no terminaba el teatro de la teratología: la senadora de PAN Gabriela Cuevas abandonó el PAN para sumarse a las fuerzas de Morena: “Llegó la hora de tomar una decisión difícil: he sido panista desde que tengo 15 años. El PAN siempre será parte de lo que soy, he conocido a personas maravillosas, he participado en la vida interna del partido, trabajé por una mejor legislación y por la delegación (ción-ción) Miguel Hidalgo. Fui parte del movimiento que logró la alternancia en la Presidencia de la República”. Gabriela Cuevas luchará, dice, por la democracia. Antes se llamaba la cargada, los búfalos y las búfalas, ahora se llama luchar por la democracia.
No deja de impresionarle a Gil que Morena levante y meta en el carretón de su partido casi de todo: alcaldes sospechosos de corrupción, alcaldes relacionados con el narco, senadoras con vocabulario de 340 palabras, secretarios de Fox improvisados como agentes de seguridad y lucha contra el crimen, activistas de los Amigos de Fox que terminaron de la greña con el ex presidente. Antes se llamaba pluralismno y diversidad, pero a Gilga más bien le parece un puchero. Allá ellos. Este monstruo baila, como en las bodas: “No rompas más mi pobre corazón/está pegando justo entiéndelo;/ si quiebras poco más, mi corazón, me harás mil pedazos quiérelo”. No somos nada, solo los monstruos que nos persiguen.
Todo es muy raro, caracho, como diría Fiedrich Nietzsche: Quien con monstruos lucha cuide de convertirse a su vez en monstruo. Cuando miras largo tiempo a un abismo, el abismo también mira dentro de ti. m