Capacidad de razonar nos hizo el peor depredador: experta
“En lugar de encontrar paz en las normas sociales que dicta la ética, creamos un mundo violento, como jamás se había visto”, afirma Paulina Rivero Weber
ARedacción/México l participar en la cuarta Conferencia Internacional Minding Animals, la académica de la UNAM Paulina Rivero Weber señaló que “nuestra capacidad de razonar nos alejó de sentir, hasta convertirnos en el peor depredador del planeta y sus habitantes, en el más cruel de los asesinos para con nuestra propia especie y para las demás”.
En la conferencia, organizada por primera vez en México, la académica de la Facultad de Filosofía y Letras agregó que “en lugar de encontrar paz en las normas sociales que dicta la razón ética, hemos creado un mundo violento, como jamás se había visto”, situación que a su juicio ocasiona depauperación del mundo, la extinción masiva de especies e inseguridad, tanto de humanos como del resto de los seres vivos del planeta. La directora del Programa Universitario de Bioética en la Universidad Nacional Autónoma de México. antes de la filosofía. Creo que Lorenz lo hizo visible al recordar que el problema radica en que el hombre modificó demasiado rápido sus condiciones de vida y, por lo mismo, la agresión, tanto como otros instintos, se torna en violencia y tiene consecuencias desastrosas”, resaltó.
En el auditorio Alfonso Caso, la filósofa subrayó que la agresión en sí misma no es un mal, aunque cualquier instinto podría tener terribles consecuencias cuando se transforman las condiciones de vida tan rápido.
De acuerdo con la experta, la agresión sin sentido, propia del ser humano, es a lo que debemos llamar violencia, y ésta es resultado del alejamiento de la moral natural (sistema de autocontrol presente en los animales). No contar con los mecanismos adecuados nos lleva a destruir el planeta. La agresión en los animales tiene un sentido: conseguir comida o defenderse, mientras que la violencia indiscriminada en el ser humano no tiene sentido alguno. “La humanidad no es la cúspide de la evolución, sino una de muchas formas, pero estamos destruyendo al resto”, remarcó, tras destacar que “debemos encontrar la manera de revertir esta tendencia violenta, destructiva y autodestructiva, a través de formas constructivas de agresión; es decir, ritualizarla —tal como lo hacen los animales—. Eso nos evitaría lastimar a otros”.
Por último, planteó que el humanismo es antropocéntrico y valora mucho la dignidad del ser humano, pero olvida a los no humanos. “Mi idea es abandonar el humanismo y adoptar el animalismo, en el cual todos los animales (incluyendo al Homo sapiens) puedan tener la misma dignidad”. M