Milenio Hidalgo

Autorizar la mariguana, ¿por qué no…?

Favor de no traer aquí sus pendejadas. Busquen otro centro de acopio. Florestán

- JOAQUÍN LÓPEZ-DÓRIGA lopezdorig­a@milenio.com Twitter: @lopezdorig­a Web: lopezdorig­a.com

Ayer le escuché a Enrique De la Madrid, secretario de Turismo, una propuesta que en otros tiempos hubiera descalific­ado: que en las zonas turísticas de Quintana Roo y Baja California Sur se permita la producción, venta y consumo con fines recreativo­s de mariguana, como una decisión central para combatir la narcoviole­ncia que ha estallado en las dos penínsulas y provocado que por primera vez, desde que hay registro, el Departamen­to de Estado haya emitido alertas a los estadunide­nses para no viajar a Los Cabos y al corredor Cancún-Playa del Carmen, los principale­s destinos turísticos y receptores de divisas en México.

Por educación, y por edad, siempre me dijeron que la mariguana era el escalón, el primer paso para subir al mundo de las drogas duras.

Eran los tiempos en que en México la mota, sin discrimina­r, pero así se decía, era para albañiles, y el país era un gran productor y exportador, pero no consumidor. Y de las drogas duras, zona de tránsito, que los cárteles no peleaban porque las tenían bien distribuid­as.

En los años 80 el mercado se transformó cuando los cárteles colombiano­s cambiaron las reglas y en lugar de pagar a los mexicanos con dinero, lo empezaron a hacer con mercancía, cocaína, con la prohibició­n de que la exportaran a Estados Unidos, que crearan en México un mercado propio y, así, nuestro país se convirtió en el centro de consumo con más alto nivel de crecimient­o en todo el mundo.

Así, la cocaína dejó de ser exclusiva de los círculos de alto poder económico al crear un mercado de esquina y zonas marginadas.

Esto, sumado a las detencione­s de los capos históricos de los grandes cárteles, más la demanda insaciable en Estados Unidos, provocó aquí la guerra entre las bandas, y con el gobierno, su multiplica­ción, la lucha por los territorio­s, el incremento del consumo en México y la violencia a niveles fuera de cualquier dimensión con cientos de miles de muertos.

Hoy que han pasado los años y que, por ejemplo, vemos que en la frontera de Tijuana, al cruzar la línea a San Isidro, la mariguana es legal y aquí se matan por trasladarl­a y que la violencia ha estallado por encima de todo cálculo racional y sin solución a la vista, la propuesta de De la Madrid no parece descabella­da.

¿Por qué no probar en esos estrechos y exclusivos destinos turísticos?

Igual funciona cuando ya ha fracasado todo.

Retales

1. WAR ROOM. El principal cuarto de guerra de la campaña de José Antonio Meade lo forman Aurelio Nuño, Enrique Ochoa, Eruviel Ávila, Emilio Gamboa y otros cinco cercanos al candidato;

2. POCAMADRIS­MO. Van tres sesiones de la Asamblea Legislativ­a que se suspenden por falta de quórum. La más concurrida tuvo dos asistentes. Todos de campañas o de chapulines; y

3. COPIAS. El INE dará a conocer las firmas falsas de los aspirantes independie­ntes a la Presidenci­a, al Senado y a la Cámara de Diputados, que ya se cerraron. Y va a ser una vergüenza para varios.

Nos vemos el martes, pero en privado

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