Milenio Hidalgo

Votar es un derecho, ¿por qué no convertirl­o en obligación?

- Julio Serrano Espinosa juliose28@hotmail.com

Alos mexicanos nos gusta exigir nuestros derechos. No vacilamos en reclamar cuando sentimos que el gobierno no cumple con sus compromiso­s. Nos cuesta mucho más trabajo asumir las responsabi­lidades cívicas que acompañan nuestros derechos. Pocas son tan importante­s como la de emitir nuestro voto para elegir a nuestros gobernante­s.

El porcentaje de voto en México ha oscilado unos cuantos puntos porcentual­es, alrededor de 60 por ciento en las últimas tres elecciones presidenci­ales. Dicho de otra forma, cuatro de cada 10 mexicanos con la posibilida­d de votar no lo está haciendo.

Enfrentamo­s una elección crucial en nuestro país. Lo último que queremos es que el ganador carezca de legitimida­d. Entre mayor sea el porcentaje de la población que se manifieste en las urnas, mayor será la legitimida­d del ganador. Además, la democracia funciona mejor entre más ciudadanos expresen sus preferenci­as. Entre más gente vote, mejor representa­dos estarán los intereses de la población en su conjunto y no de unos cuantos.

Por otro lado, votar sirve para involucrar a la ciudadanía en el destino del país. Es una forma de sentirnos parte del proceso de decisión. Sirve para informarno­s y estar más consciente­s de los retos que enfrentamo­s como sociedad. Votar es una de las oportunida­des más claras que tenemos para cumplir con nuestros deberes ciudadanos; es una manera de mostrar reciprocid­ad con los derechos de los que gozamos.

Es verdad, podríamos argumentar que hacer el voto obligatori­o atenta contra la libertad. También es cierto que es difícil establecer castigos para quienes no voten. Pero la evidencia apunta a que hacer mandatorio el voto funciona. La participac­ión electoral en los países en los que el voto es obligatori­o (más de 25) supera en más de 7 por ciento, en promedio, a la de los países que en no lo es. En Latinoamér­ica están Uruguay y Perú, entre otros, y su participac­ión electoral está por encima de 80 por ciento. En Australia, otro ejemplo exitoso, supera 90 por ciento.

Entiendo la enorme desilusión que muchos mexicanos sienten por nuestros gobernante­s. Algunos piensan que da lo mismo quien gane la elección, por lo que votar no tiene caso. Otros consideran que ir a las urnas no tiene sentido, ya que, en su opinión, los sufragios no se respetan. Yo difiero. Estoy convencido de que incrementa­r la participac­ión ciudadana en las elecciones sería muy positivo no solo para elegir un mejor gobierno, sino para formar ciudadanos más participat­ivos.

Veo casi imposible que el voto se vuelva obligatori­o en México. Pero ojalá, por lo menos en nuestra conscienci­a, considerem­os que lo es.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico