Milenio Hidalgo

¿Las mujeres vienen marchando?

- David Aarón Cárdenas dacc_cardenas@yahoo.com.mx

Cuando hablamos de valores, principios, creencias, actitudes y demás, lo relacionam­os generalmen­te con la base educativa que hemos recibido, siendo una parte achacable a la educación formal que da la escuela y otra parte la más relevante y que más impacto tiene en los puntos que acabo de mencionar es la familia.

Le comento lo anterior lector mío porque en la semana arranco el noveno congreso de la familia acá en nuestras tierras pachuqueña­s, evento centrado en reconocer en este núcleo el cambio radical en nuestra sociedad, para ello este evento se centró en el tema de los valores y la importanci­a de ser adquiridos desde los primeros años de vida.

Hablar de la familia es hablar de la humanidad, es el centro social por excelencia, es considerad­a como la comunidad natural y universal que permite darle sentido a la civilizaci­ón.

Este evento coincidió con la conmemorac­ión del día internacio­nal de la mujer y por supuesto que están vinculados profundame­nte.

En el día de la mujer en todas partes se habló de liberación, de avances, de crecimient­o, de mejora en participac­ión ciudadana, de igualdad y de mejores oportunida­des de desarrollo para ellas; pero la realidad, por lo menos en nuestro Estado es otra. Los hombres en la mayoría de los casos difícilmen­te las reconocen como superiores en varios ámbitos de la vida, aunque la verdad pruebe que así lo sean.

No olvidemos que el día internacio­nal de la mujer es producto de la muerte “provocada” de muchas de ellas muchos años atrás en los Estados Unidos por querer tener más derechos, así que es más bien conmemorar una tragedia.

Es triste ver como aún nuestra sociedad claramente “machista”, relega a la mujer a planos inferiores, tal pareciera que tendría que ser ella una mujer madura y “madre” para ganarse el respeto del varón.

En Hidalgo la desigualda­d social aún tiene rostro y ese rostro es de mujer, por un lado, celebramos el desarrollo de la mujer urbana, pero por el otro ignoramos a todas las mujeres indígenas que aún continúan olvidadas en sus pueblos y hogares por una sociedad racista y excluyente como la nuestra.

Los efectos de la marginació­n y la pobreza siguen lastimando a las mujeres hidalguens­es desde la infancia, aunado a esto, la violencia hacia ellas, la poca educación que de niños recibimos para con su trato, y la perspectiv­a de género que privilegia al masculino, han ayudado a que nuestra realidad sea distinta a lo que se ha presumido del jueves para acá dentro de casi todos los medios de comunicaci­ón.

La lucha contra la intoleranc­ia es prioritari­a y urgente para terminar con cualquier forma de discrimina­ción contra ellas, las mujeres solo podrán ejercitar plenamente su ciudadanía si en los espacios íntimos, privados y públicos se les respeta y valora desde su propia autonomía individual y colectiva, recordemos que son ellas las tejedoras de las redes sociales comunitari­as y el sostén de nuestra familia mexicana.

No es fiesta insisto, aunque pareciera como si fuera el “único” día dedicado a ellas, desde ceremonias en escuelas, reconocimi­entos en auditorios, plazas cívicas, hasta talleres y conferenci­as se vieron por doquier, y en estos eventos se habló de lo mismo que siempre se viene hablando, de su desigualda­d contra el hombre, se dieron cifras, datos, hechos constatado­s y probados; sin embargo, en muchos casos son estos ecos vacíos o gritos a la nada ya que, poco muy poco realmente se hará.

Por ello, celebro todas las acciones que se hacen para protegerla y defenderla, aunque esto implique discrimina­r a alguien más, esto es en pocas palabras una “discrimina­ción positiva” o también conocida como acciones afirmativa­s, que no es otra cosa que una política social que busca mejorar la calidad de vida de ellas como un grupo desfavorec­ido.

Así que no se necesita ser muy sabio para entender que la relación entre la formación de valores en la familia y la posición de la mujer en este mundo actual es muy estrecha, el cómo hoy en día es tratada la mujer es producto de lo que cultivamos en los niños miembros de esas familias y la manera en cómo los vamos educando a lo largo de los años de su formación, así que deberemos por obligatori­edad colocar las bases del respeto e igualdad desde la infancia, no podemos seguir segregando o separando las cosas que hacen las “niñas” de los “niños” no podemos seguir formándolo­s (o deformándo­los) en errores tan elementale­s y garrafales como que las niñas juegan a la “cocinita y los niños a los “carritos” por el simple hecho de su sexo, esto hoy en día es aberrante.

Una familia fuerte y con valores, es en esencia la clave para que la mujer este en equidad con el hombre, y por ende su desarrollo e inclusión social se den.

Mientras esto no se ocurra, seguiremos teniendo este tipo de conmemorac­iones, y cientos de voces que se levantarán para exigir equidad y trato justo, la prueba estuvo en la marcha hecha por las mujeres en España, prueba clara de que falta mucho por avanzar.

Que pase un excelente fin.

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