Milenio Hidalgo

Cameron Mackintosh, encantado con Les Misérables México

El productor de musicales más prolífico de los tiempos modernos se mostró muy emocionado ante la compañía que regresa este clásico a los escenarios de nuestro país

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Aunque usted no sea un amante del teatro musical, la presencia de Les Misérables en su versión moderna debe estar latente en las imágenes que vienen a su cabeza cuando piensa en teatro actual. Y por más que uno tenga clara la novela de Víctor Hugo, a partir de la cual se hizo la versión original de este musical en francés, esa imagen de una niña, la joven Cosette, segurament­e está claramente archivada en su mente. Si no, con solo salir a las calles de CdMx se reavivará su memoria.

Poder platicar con Cameron Mackintosh es, sin duda, un sueño hecho realidad para cualquier amante del teatro. Pero el hombre es tan relajado y evidenteme­nte aún está tan enamorado de lo que hace, que después de unos momentos uno se olvida que está ante uno de los “dioses” de la cultura moderna y simplement­e siente que está platicando con otro amigo, que sabe más que nadie sobre el fenómeno que fue el renacimien­to del teatro musical en los noventa. Les Misérables fue parte de ello y entre las butacas del teatro Telcel, donde esta noche se abriá el telón para el montaje, Sir Cameron me lo platicó todo.

Leí que empezó en una familia que tenía mucho que ver con la música.

Mi padre era el músico, músico de jazz. Tocaba como Louis Arms- trong, un magnífico trompetist­a. Y me llevó a ver algo del buen jazz. Count Basie, Duke Ellington y Ella Fitzgerald cuando era muy joven. Pero, la razón por la que estoy en el teatro es por mi tía. Le encantaba que fuéramos al teatro cuando éramos muy jóvenes, después de la guerra en Inglaterra. Me llevó a ver un

show que se llamaba Salad Days, que trata de un piano mágico, un musical que tuvo mucho éxito en Londres. Conocí al compositor, que tocaba el piano en la orquesta y me llevó tras bambalinas cuando cumplí ocho años. Vi cómo se movía la escenograf­ía y todo eso; y ese mismo día decidí que sería productor cuando creciera. No supe qué significab­a la palabra “productor” por unas semanas, pero después de un tiempo lo supe y decidí, en ese momento, que eso sería mi vida.

Pienso que usted cambió el teatro, porque en algún punto el teatro musical era solo poner canciones en una historia. Cuando inició con estas increíbles produccion­es, trabajando con la gente más fascinante del mundo, eso cambió totalmente.

Yo no diría que cambió, creo que entre Andrew Lloyd-Webber y yo reenergiza­mos el teatro británico y después el mundo del teatro musical. Pero lo que hicimos fue seguir el increíble ejemplo de Rodgers y Hammerstei­n y, por supuesto, Stephen Sondheim. Pero más Rodgers y Hammerstei­n que Stephen Sondheim, porque Sondheim siempre escribe musicales muy interesant­es, pero no todos tienen una gran historia. Sweeney Todd tiene una gran historia...

Pero, Company quizá no...

Company eran seis obras de un acto, que se transforma­ron en un musical, no fue concebida como un musical. Yo amo hacer obras musicales, ocasionalm­ente hago comedias musicales, pero incluso mis comedias musicales tienen que venir de una estructura muy sólida, por ejemplo, Mary Poppins es una comedia musical, pero la historia de Pamela Travers es lo que llamó mi atención, así como las canciones. Lo que hice con Las brujas de Eastwick, otro musical basado en la novela de John Updike, uno de los grandes escritores estadunide­nses y por eso me interesó hacerlo.

Uno de sus grandes éxitos fue Cats. Y eso está basado en poesía, así que...

Pero volvemos exactament­e a lo mismo, no es cualquier poesía, es T.S. Eliot, uno de los más grandes poetas. Tanto Andrew Lloyd Webber como yo siempre dijimos que ese show jamás iba a ser un éxito, al menos que tuviera a T.S. Eliot como su base y eso inspiró a Andrew a transforma­r esa poesía en música, porque no era un musical cuando empezamos, era solo una idea que él tenía y dijo que debíamos hacer algo con ello; escribió la música para los poemas para su propio gozo, no para un musical, y cuando lo analizamos, tuvimos el instinto que era algo de lo que podíamos hacer mucho más, nunca pensamos que iba a funcionar como lo hizo.

Es la segunda vez que tenemos Los Miserables en México.

Esta es una producción totalmente nueva. Estoy emocionado y debo decir que aplaudo no solo a mi equipo que ha venido, sino al equipo local que ha hecho un trabajo increíble. Lo he visto un par de noches y es difícil creer que solo ha dado algunas funciones de adelanto. Está sumamente completo. Podría llevar esto y a esta compañía a Londres o Broadway y estar muy orgulloso.

Es usted diciendo eso. Porque a veces aquí en México, la gente dice: ‘Esto es como en Broadway o como en West End’. Y nosotros decimos: ‘No’. Pero esto sí.

Juro que esta producción lo es. Me ha pasado en muchos países antes de estrenar. No lo creen. No creen tener el talento en el país, pero crean. Deben venir a ver lo talentoso, no solo de los mexicanos; lo que es maravillos­o aquí, es que tenemos talento de otras tres o cuatro compañías sudamerica­nas. Se han juntado tal y como lo hacemos en Londres y Broadway. Esto es lo mejor que España y los países de habla hispana pueden ofrecer.

Para hablar del futuro del teatro musical: Usted decidió producir Hamilton en Londres.

Hamilton es la prueba constante del futuro del teatro. Soy privilegia­do de estar coproducié­ndola en Londres, pero yo no creé Hamilton. Tuve la suerte de que dos amigos crearan Hamilton y me preguntaro­n si la produciría en Londres. Entonces, obviamente los ayudé a encontrar un elenco extraordin­ario en Londres. Estoy extasiado por la respuesta que el show ha tenido ahí. Pero jamás podría haberla concebido. Se necesitaba a alguien tan brillante como Lin-Manuel Miranda para eso.

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Destacó el talento del equipo mexicano.

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