AMLO en MILENIO
Azucena Uresti, avezada conductora del noticiario de las nueve de la noche en MILENIO Televisión y reportera de 24 horas, como debe ser, reprochaba a Andrés Manuel López Obrador su reticencia a responder con “sí” o “no” a preguntas cerradas, directas, sobre su respaldo a derechos humanos como la interrupción del embarazo y los matrimonios de personas del mismo sexo.
—La política no es de blanco y negro, Azucena —respondió el candidato presidencial de Morena para salir del apuro, con el argumento de no poder expresar su opinión por respeto a la gente de todo signo ideológico que lo apoya en este movimiento, entre ellos los dirigentes de un partido, el de Encuentro Social, públicamente enemigos de aquellos derechos.
Sin embargo, cuando la propia Azucena le expuso que en resumen, según él, todos los candidatos presidenciales en la competencia en curso son de la mafia del poder, menos él, asintió con gusto. La política, en cosa de minutos, volvió a ser en blanco y negro.
Ambos intercambios pudo conocerlos el público en el programa especial en el que un grupo de periodistas de MILENIO conversó con el tabasqueño en torno a las propuestas que ha delineado en su camino a las elecciones de julio, su tercera experiencia en la materia. El efecto de la transmisión, más allá del éxito en rating e impactos en web y redes, puso al candidato un día después en una posición casi de presidente electo.
Los empresarios salieron de inmediato a pedirle una reunión para convencerlo de no echar atrás la reforma energética ni el Nuevo Aeropuerto Internacional de México, Enrique Peña advirtió a los ciudadanos que ellos pagarán la deuda de Pemex en caso de que AMLO eche abajo los cambios correspondientes y la SCT habló de pérdidas millonarias si se cancelan proyectos. Todos como si el líder de Morena ya hubiera ganado la elección.
Con ese trato de sus detractores, con más de 40 por ciento en las encuestas y a solo tres meses y días de los comicios, se entiende de sobra que el hombre ya se vea en la silla, destinado no solo a ser Benito Juárez y Francisco I. Madero, sino llamado a empujar una transformación nacional desde un movimiento que, dice, es el más importante hoy por hoy a escala mundial.
Bola que Jesús Silva-Herzog Márquez no dejó pasar:
—Le va a quedar chico el país…