¿Qué tipo de regulación?
No hay fenómeno social que, tarde o temprano, sea regulado por el derecho. Casi siempre los excesos y las afectaciones a terceros generan la tentación de la regulación estatal.
Las nuevas tecnologías y las actividades alrededor de ellas cada vez enfrentan mayor presión para que se regulen por la mano del Estado; destaco dos hechos recientes que así lo revelan.
Primero, la semana pasada se anunció que la Unión Europea analiza imponer un impuesto de 3 por ciento a las grandes compañías digitales, como Google, Netflix, Facebook y Amazon; esto es de la mayor trascendencia, ya que el control hacendario es uno de los más férreos con los que cuenta cualquier Estado. No solo es justo que paguen impuestos en los países donde actúan, también se equilibra la competencia con aquellos operadores nacionales sujetos a impuestos y otras cargas regulatorias.
Segundo, debido al escándalo de Facebook por la utilización indebido de la información de millones de usuarios, así como la creciente difusión de noticias falsas en las redes sociales, muchas personas están pidiendo que haya una regulación que desincentive tales prácticas; el reto es muy complejo, ya que implica fenómenos nuevos en los que pareciera que el uso que se les da a las nuevas tecnologías se enfocara en controlar la conducta humana, particularmente gustos, modas, control de la información e influir en las decisiones políticas y electorales.
Ante los hechos planteados se aviva la necesidad de un análisis serio; se debe tener presente que la reducción de las opciones de conducta no es agradable para los particulares, resulta necesario pensar en alternativas que no necesariamente pasen por nuevas regulaciones —sobre todo en contenidos—, ya que llegan a constituir obstáculos indebidos para el desarrollo de las nuevas tecnologías o las libertades.
Interferencias
En días pasados, el Poder Judicial sostuvo la prohibición para vender el dispositivo Roku, en lo que se considera “un precedente en el combate a la piratería digital”. Éste sirve para transformar cualquier televisión (hasta de 10 años de existencia) en un aparato inteligente, por el cual hacer streaming de contenidos bajo demanda: programas, aplicaciones y videojuegos.
Así, jueces federales en Ciudad de México y Torreón negaron los amparos promovidos para permitir la venta en tiendas departamentales de ese dispositivo, “por violar los usos honestos del comercio y la Ley Federal del Derecho de Autor”. Una buena noticia en la lucha contra la piratería, aunque Roku insiste, en sus manos está apegarse a derecho y operar como otros lo hacen.