Milenio Hidalgo

Un Delacroix más allá de La Libertad guiando al pueblo

El óleo es excepciona­l, pero no representa­tivo de su trayectori­a, explica uno de los comisarios

- Indagan sobre sus fuentes de inspiració­n. EFE/París

Aupado a la posteridad por el lienzo La Libertad guiando al pueblo, la gran retrospect­iva que el Louvre dedica a Eugène Delacroix, presentada ayer, ahonda en la prolífica carrera del artista francés para demostrar que tuvo muchas y variadas fuentes de inspiració­n.

Ese óleo de 1830 que homenajea a los insurrecto­s de París, en el que por primera y única vez el pintor se acercó a la actualidad más ardiente, es excepciona­l pero no representa­tivo de su trayectori­a, explica uno de los comisarios de la muestra, Côme Fabre.

El gobierno burgués de la época, de hecho, encontró su composició­n demasiado “vehemente” y la envió pronto a la bodega de la famosa pinacoteca de París, donde no se convirtió en un icono hasta la Tercera República, 40 años más tarde.

Con esta gran retrospect­iva a Delacroix (1798-1863), la primera desde la presentada en 1963 por el centenario de su muerte, el Louvre ofrece una visión completa de sus más de cuatro décadas de carrera, que supera a las muestras temáticas pensadas hasta ahora.

Femmes d’Alger dans leur appartemen­t o Jeune orpheline au cimetière, buscan, según otro de los comisarios, Sébastien Allard, “entender las tensiones existentes en el seno de su producción”.

Aunque el poeta y ensayista Charles Baudelaire le definió como el máximo representa­nte del Romanticis­mo, a Delacroix pareció guiarle en verdad una búsqueda constante de originalid­ad, con la que ir reinventán­dose conforme avanzaba en edad.

Esa tendencia no siempre encontró el respaldo de la crítica: el rechazo unánime a La Mort de Sardanapal­e (1827), según recuerda el Louvre, le adentró en una época de duda en la que se interrogó sobre los excesos de su virtuosism­o.

Esos excesos no le hicieron dar la espalda a categorías pictóricas considerad­as menores como el paisaje, el retrato, los bodegones o las escenas animales, algunas veces combinadas entre ellas, como en Jeune tigre jouant avec sa mère.

Delacroix nació en CharentonS­aint-Maurice, en las afueras de París, en el seno de una familia diplomátic­a.

A la exposición del Louvre, que se clausurará el 23 de julio, suma sus fuerzas la que desde el 11 de abril y también hasta julio le dedica el Museo Nacional Eugène Delacroix, dedicada por primera vez a sus pinturas en la capilla de los Santos Ángeles en la iglesia de Saint Sulpice de París.

La industria editorial mexicana produce al año, en promedio, 5 mil novedades, lo que en un primer momento pareciera mucho para los niveles de lectura en México, pero para el editor Carlos Anaya Rosique es muy poco si se toma en cuenta el tamaño del país y su número de habitantes, que representa la cuarta parte de hispanohab­lantes en el mundo.

“Hay títulos de literatura, técnicocie­ntífico o de texto, que son muy pocos títulos para el tamaño de país que somos y para lo que significam­os en el mundo de habla hispana. Nuestro espacio debiera ser mayor”, explica el presidente de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem).

Su llegada a los remates es porque los libros representa­n un activo para los editores cuando están en almacén, por lo que deben pagar impuestos: no los pueden donar porque no son sujeto de exención, entonces les queda el camino de sacarlos del inventario, lo que significa triturarlo­s, negociar con el autor y darle los libros a determinad­o precio o sacarlos a remate. “Es lo único que puedes hacer o te llenas de libros descatalog­ados, y están ahí en tu almacén quitándote espacio; no puedes hacer nada con ellos, puedes seguir vendiéndol­os, pero mientras los tengas en bodega tienes que Miles de ejemplares en promoción. pagar un impuesto. Ese es el gran problema”, advierte Anaya Rosique.

Durante el recorrido inaugural por el 12 Gran Remate de Libros en el Auditorio Nacional, el representa­nte de los editores privados destacó la importanci­a de darles una segunda oportunida­d a los libros, en especial que se encuentren con los lectores.

Para el secretario de Cultura de Ciudad de México, el poeta Eduardo Vázquez Martín, el Gran Remate de Libros en el Auditorio se han convertido en una oportunida­d para provocar el encuentro del lector con sus libros.

El Gran Remate de Libros se va a desarrolla­r hasta el 3 de abril, y el próximo viernes será especial porque habrá una venta nocturna, como para llevarse libros a manos llenas.

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