La construcción del infierno
Paco Prieto, de honda inspiración cristiana, se pregunta en su nuevo libro “qué sucede en una sociedad donde los poderosos no reconocen límites, donde los más menesterosos son espectadores mediatizados del derroche de los bienes del mundo”
El Vaticano desmintió una supuesta entrevista publicada el jueves por el diario italiano La Repubblica, en la cual se le atribuye al papa Francisco haber dicho la frase “el infierno no existe”, lo cual naturalmente ha causado confusión.
El fundador del periódico, Eugenio Scalfari, quien se declara ateo, escribió un artículo sobre la conversación privada, mas no entrevista de prensa, que sostuvo con el pontífice.
A la pregunta “¿Qué sucede con las almas malas? ¿Dónde son castigadas?”, el papa respondió, según el periodista:
“No son castigadas, las que se arrepienten obtienen el perdón de Dios y se suman a las filas de las almas que lo contemplan, pero las que no se arrepienten y no pueden, por lo tanto, ser perdonadas, desaparecen. No existe un infierno, existe la desaparición de las almas pecadoras”.
Lo anterior fue desmentido por la santa sede y aclaró que lo escrito por el periodista “es fruto de una reconstrucción”, en la cual “no son citadas las palabras textuales pronunciadas por el papa”.
“Por lo tanto ningún entrecomillado del mencionado artículo debe ser considerado como una fiel transcripción de las palabras del santo padre”, añadió.
Me da la impresión, no me consta, de que este embrollo se debe a un malentendido entre un líder espiritual moderno y un distinguido periodista agnóstico que no tienen códigos comunes de comunicación en materia religiosa, ambos siendo personajes muy respetables.
El papa quizá se refería a que el infierno no es aquel estereotipo, donde las almas pecadoras son representadas en imágenes plasmadas en los muros de las iglesias medievales, arrastradas al fuego eterno por demonios, escena que hoy llamamos dantesca, en honor del genial Dante Alighieri, quien narró los horrores del infierno en La divina comedia.
Más bien el pontífice, creo yo, podría haberse referido a que el infierno, en una visión moderna del concepto, no existe como tal porque es la nada, la inexistencia, el vacío, la oscuridad de las almas que no se arrepintieron.
Pero sobre este candente tema, el escritor Francisco Prieto Echaso recién publicó el ensayo La construcción del infierno, en el que reflexiona sobre una sociedad contemporánea que olvidó la fe en Dios y los valores humanos.
Paco Prieto, como lo llamamos afectuosamente amigos y discípulos, fue uno de los mejores maestros que tuve en la Universidad Iberoamericana y que más influyó en mi generación. Claro expositor, apasionado y profundo, nos enriqueció con sus conocimientos de literatura, filosofía, comunicación y periodismo.
El autor, de honda inspiración cristiana, se pregunta en su nuevo libro “qué sucede en una sociedad donde los poderosos no reconocen límites, donde los más menesterosos son espectadores mediatizados del derroche de los bienes del mundo”.
Se plantea también qué ocurre cuando el hombre común se da cuenta de que es despojado de la fe y de sus valores; qué pasa cuando la persona es arrojada al fracaso y es etiquetada como perdedora en una sociedad dividida entre triunfadores y perdedores.
Lo que sucede, concluye el pensador en su libro, es que los triunfadores construyen el infierno global que hoy nos consume a todos por igual.
Al respecto, La construcción del infierno es también el tema de una entrevista de Francisco Prieto con Jaime Septién en la revista electrónica Aleteia.
El libro, explicó el autor, es producto de “una tristeza honda que me provoca un mundo donde se han venido perdiendo valores comunes y, lo más grave, el vivir como si la búsqueda de la verdad fuera una cosa inútil”.
Para Paco Prieto la solución al mundo deshumanizado que vivimos radica en vivir desde la fe, convencerse de que hay una verdad que nos descubre la vida interior: pues es en el interior del hombre donde habita la verdad, como escribió san Agustín.
En efecto, subrayó, en la raíz del ser están los trascendentales del ser, a saber, la necesidad de la verdad, el bien, la belleza como el resplandor del ser, la convicción de que lo que no está unido desde un principio no lo estará jamás.
Paco Prieto afirmó que la alegría del cristiano reside en la fe revelada de la Encarnación y de la Resurrección, lo que se traduce en que el amor es el principio y fundamento de su existencia, el amor que parte de un agradecimiento sin límites.
El ensayista señaló que el origen de la descomposición social se debe a la pérdida del temor a Dios. Invocó a Voltaire, tan crítico del cristianismo, quien escribió en una de sus homilías, que de no haber Dios habría que inventarlo para la conservación del orden social.
El autor reiteró que la falta del temor a Dios conduce a un mundo de ganadores y perdedores, como en un campo de batalla en que los más dotados procuran burlar las leyes y sentarse sobre los demás.
Paco Prieto concluyó con optimismo sobre el futuro de la sociedad cristiana occidental.
El cristiano no debe temer a proclamar su fe. Muchas comunidades cristianas oran por todos sin hacer distinciones, practican la caridad y viven desde el espíritu de la fraternidad, finalizó.
Posdata
Adiós a Facebook. Cerré mi cuenta por el mal uso de datos personales de millones de cuentahabientes, sin su conocimiento, abuso que fue puesto en evidencia por el caso Cambridge Analytica. Es mi respuesta a la manipulación en la red social.