Milenio Hidalgo

Nos queda uno

La carretera por la que Liópez avanza tranquilo la ha construido, en parte, el presidente Peña: el baldón de la casa blanca, silencio y morosidad para perseguir a Javier Duarte, César Duarte y Roberto Borge, silencio ante la gran estafa... no somos nada

- Gil Gamés gil.games@milenio.com Gil s’en va

Amenazado por los malos pensamient­os, Gil escribió ayer en esta página del directorio que de los cuatro candidatos, la verdad de las verdades, no se hace uno, pero queda uno en la delantera: Liópez. El hombre de la regresión lleva una ventaja cómoda. Gilga ha preguntado a los que saben de estos menesteres qué error podría cometer Liópez para perder la ventaja con la que empieza la campaña: decir lo que piensa, le dijeron. Puede ser: Gilga imaginó a empresario­s y altos funcionari­os de muchas grandes empresas mexicanas y del mundo con los pelos de punta, mordiéndos­e los nudillos y dándose manazos en la frente.

Fuera máscaras, lo dijo en MILENIO: revisará los contratos de la reforma energética, desbaratar­á la reforma educativa, suspenderá el nuevo aeropuerto, le dará estudios superiores a todos los jóvenes, recurrirá a la figura de la consulta cada vez que se le atore la marrana, regresará a Estado rector y, aunque no lo dijo lo actuó, restaurará la figura del presidente con mano de hierro. ¿Va bien Gilga o se regresa? ¿Y las institucio­nes, apá? Esas son más bien decorativa­s, no sirven, Andy, aprende bien esa lección.

Gil ha tenido una idea, sí, aunque sus malquerien­tes lo duden, una idea: el Presidente Peña manda traer unos brujos del mercado de Sonora. En Los Pinos se adoctrina a los brujos. Estos se infiltran en las filas de Morena. Mediante malas artes de magia negra logran el dominio de la mente de Liópez y le lavan el cerebro obligándol­o mediante la manipulaci­ón de sus sentidos a terminar sus

spots, discursos y entrevista­s con esta frase histórica: “¡Arriba y adelante!”. Y Luego esta otra: “La solución somos todos”. Como el rayo, Liópez pierde 8 puntos.

Volver al futuro

¿Les gustó la idea? Breviario cultural para los jóvenes: la primera frase fue el lema de campaña de Echeverría y la segunda la de López Portillo. Allá iremos con Liópez, a los funestos años de 1976 y 1982. A ver cómo volvemos al futuro, ni con el DeLorean, la máquina del tiempo de la película de Robert Zemeckis vamos a regresar de semejante salto al pasado. Nombres de la desgracia surcaron la mente de Gil: Campillo Saiz, Sánchez Vargas, El Centro de Estudios Económicos y Sociales del Tercer Mundo (Ceestem, Cápsula para jóvenes: director del Infonavit, procurador de la República y el centro de investigac­iones más inútil, loco y megalómano que haya existido en México. El peso de Echeverría pasó de 12.50 por dólar a 25. De López Porpillo, como se le decía entonces, mejor ni hablar, la catástrofe financiera de aquel año no tuvo precedente, como decía el extinto padre de Gil, la moneda se devaluó 400 por ciento. Estos recuerdos le han provocado a Gil un ataque de ansiedad. Y si como dice el clásico, ¿ese tiempo pudiera volver? Un latigazo helado recorrió la espalda de Gamés.

La carretera

En un gesto antiguo, Gil se llevó los dedos índice y pulgar al nacimiento de la nariz y hesitó: ¿por qué en lugar de invitar cortésment­e a un debate, los adversario­s de

Liópez no le exigen que explique de qué ha vivido los últimos 20 años? Anaya podría decir: sí, que revise los contratos que quiera de acuerdo con la ley cuando gane, si gana, pero que antes nos diga quién le ha pagado los últimos 20 años, con qué dinero ha recorrido el país. No puede decirlo porque el origen de ese dinero es oscuro. ¿De plano es tan difícil? Aigoééi.

Meade podría explicar con algo de carácter las consecuenc­ias de la revisión de los contratos de la reforma energética y el dinero que México dejaría de percibir. Nada, una rara parálisis ha tomado a estos candidatos. En fon. Ahora mal sin bien: la carretera por la que Liópez avanza tranquilo la ha construido, en parte, el presidente Peña. Antes, Liópez iba de puntero por un sendero pleno de estribacio­nes, ahora por una autopista despejada. El baldón de la casa blanca. Silencio y morosidad para perseguir a Javier Duarte, César Duarte y Roberto Borge. Silencio ante

la gran estafa. No somos nada.

El mambo del aeropuerto

El asunto de la construcci­ón del nuevo aeropuerto retrata a Liópez con fidelidad hiperreali­sta. En MILENIO dijo que lo suspenderí­a. Días después el señor Castañón del Consejo Coordinado­r Empresaria­l le aceptó, como si ya fuera presidente Liópez, una mesa de discusión y debate entre miembros de Morena y autoridade­s encargadas de la construcci­ón. En el arranque de su campaña, en Ciudad Juárez, Liópez dijo: “Vamos a construir dos pistas en la base aérea militar de Santa Lucía. Dicho de otra forma y con más claridad. Vamos a suspender la construcci­ón del nuevo aeropuerto y con ello ahorraremo­s 200 mil millones de pesos”. Dejó sí con un palmo de narices a quienes aceptaron la mesa de discusión, o como se llame. “Garantizam­os el pago a los bonos que se han emitido protegiend­o las inversione­s de las Afore, se actuará con legalidad, se dará certidumbr­e y no se permitirá la corrupción”.

Liópez no dejó el tema por la paz, siguió. En Nuevo León embistió de nuevo: “Si ellos sostienen que es viable construir el aeropuerto en el lago de Texcoco, entonces tendrían que demostrarl­o, tendrían que convencer a los técnicos que sostienen que es inviable esa obra porque se escogió el peor lugar”. José Antonio Belmont de su periódico

MILENIO le preguntó si recularía “en caso de que demostrara­n que fuera mejor el lago”.

Liópez contestó: “Desde luego, si para eso es el debate técnico, para ver qué es lo que le conviene más a la nación”. ¿En qué quedamos: hay debate o no hay debate? Gamés ya entendió: se suspenderá la construcci­ón del nuevo aeropuerto, pero habrá debate, ambos. No está mal, para pasar el rato. Y luego vino la regañiza: “Estoy esperando pacienteme­nte a que nos convoquen. Todavía no ha dado una respuesta el presidente del Consejo Coordinado­r Empresaria­l. Un debate público con todos los medios y que el pueblo de México tenga todos los elementos y que ahí se den a conocer los contratos. Estamos dispuestos a que esta mesa se lleve a cabo y que no vayan a salir con evasivas porque son muy buenos para hacerse los occisos, es decir, no dar la cara y mandar a sus representa­ntes”. Aigoééi. La noche de ese día, Liópez dijo en Apodaca que más bien sí se suspendía el nuevo aeropuerto: “No me importa mucho que anden metiendo miedo, diciendo que se va a generar incertidum­bre si se detiene la construcci­ón de ese aeropuerto en el lago de Texcoco”. Gran cosa el Mambo del aeropuerto: que sí, que no: el aeropuerto. Recordemos al Cara’e Foca: Agghh.

Por cierto, Juan Pablo Castañón necesita ver más bax.

Todo es muy raro, caracho, como diría, Joseph Joubert: Parece que los pueblos gustan de los peligros, y cuando no los tienen, los inventan.

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OMAR FRANCO El candidato de la coalición Juntos Haremos Historia.
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