Milenio Hidalgo

AMLO en salud: mucho ruido, pocas nueces

En su propuesta se carece de planeación, estrategia­s y enumera problemas, pero no dice cómo va a resolverlo­s

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lo cual es un buen comienzo; sin embargo, comete un error al querer dar una imagen ambiciosa: carece de un orden estratégic­o.

Este programa habla de todo, pero no profundiza en nada. Como ejemplo, menciona muchas enfermedad­es crónicas, pero en todo el documento solo se menciona una vez la palabra “obesidad”, no volviendo a tocar el tema ni ofreciendo soluciones. Lo mismo sucede con el cáncer.

López Obrador denuncia bajos niveles de detección de cáncer de mama (únicamente), sin hablar de otros tipos de tumores ni proponer algo que disminuya la morbimorta­lidad por este padecimien­to.

En el único momento en el que se habla de dinero, éste no cuadra. En sus propias palabras, el plan de AMLO “contempla como uno de sus objetivos principale­s fortalecer el Sistema Público de Salud en su conjunto para lograr un enfoque no solo curativo, sino también preventivo e integral y mejorar la eficiencia de su operación”; el problema es que, para lograrlo, propone aumentar el financiami­ento público en “por lo menos 1 por ciento del PIB”, cuando la OCDE le da a México un rezago de más de 3 puntos porcentual­es.

Ahora bien, algo verdaderam­ente innovador es el implementa­r un sistema de urgencias efectivo. La atención de urgencias es uno de los temas en los que México tiene más rezago. Una vez más, el candidato no ahonda en ello. No dice cómo, no dice ni cuánto costará ni cómo pretende llevarlo a cabo.

López Obrador ofrece mejorar la calidad y calidez de los servicios de salud. Una vez más, no dice cómo, ni de a cómo.

Habla de la necesidad de investigac­ión en salud y menciona incluso las áreas, pero no dice ni cómo ni lo más importante: el monto que asignará a ello.

Menciona la actual cobertura limitada del Seguro Popular, pero no dice qué “causes” deben incluirse o cuánto dinero asignarle.

Reconoce que en México faltan enfermeras, pero no menciona que la formación académica de la mayoría de ellas es muy básica y sus salarios muy bajos.

Según AMLO se requieren más médicos generales y menos especialis­tas, lo que no entiende es que menos de 9 por ciento de los médicos graduados logran tener acceso a un programa de residencia y menos de la mitad de estos se gradúan como especialis­tas.

El problema principal con el plan de salud de AMLO es que mezcla los problemas de salud, con su visión personal de justicia y equidad social. Así, este programa habla al mismo tiempo de corrupción, redistribu­ción geográfica, desigualda­d, política de medicament­os, participac­ión y colaboraci­ón social y ciudadana, rendición de cuentas, equidad en políticas y menciona también “establecer un pacto por la salud pública”, lo que quiera que eso signifique.

Al final, tenemos un documento que pretende englobar todos los problemas de salud, pero se queda muy corto al analizarlo­s, proponer soluciones y asignar recursos.

Lo bueno: hay un programa y hay un responsabl­e.

Lo malo: el programa es solo una colección de postulados. Carece de planeación, estrategia­s y medición. Apenas menciona los problemas más grandes en morbimorta­lidad de México y no ofrece soluciones concretas. Un sistema de salud requiere de objetivos claros, métricas y recursos. Es bueno conocer los problemas, pero es mejor entenderlo­s y aún mejor tener estrategia­s muy claras para resolverlo­s.

Seguiré analizando las próximas propuestas. El candidato presidenci­al se reunió con el Episcopado Mexicano.

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JESÚS QUINTANAR
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