Ecuador confirma la muerte de periodistas
El gobierno de Ecuador confirmó ayer el asesinato en cautiverio de los dos periodistas y el chofer del diario El Comercio secuestrados el mes pasado, y lanzó acciones militares en la frontera donde fueron capturados por rebeldes disidentes colombianos. “Se confirma el asesinato de nuestros compatriotas”, anunció el presidente ecuatoriano, Lenín Moreno, luego de una reunión del Consejo de Seguridad Pública de Ecuador, conformado por las principales autoridades civiles y militares del país.
Moreno confirmó además que comenzó el proceso de localización y repatriación de los cuerpos. “Estamos de luto y hoy más que nunca pido la unidad por la paz”.
Los secuestrados, Javier Ortega, de 36 años; el fotógrafo Paúl Rivas, de 45, y el chofer Efraín Segarra, de 60, fueron capturados el pasado 27 de marzo en la zona fronteriza de Ecuador, un hecho sin precedentes en el país andino y que motivó la movilización de organizaciones y autoridades para lograr el retorno de los cautivos.
Desde el inicio del secuestro, las autoridades de los dos países identificaron como autores a la columna Oliver Sinisterra, grupo dedicado al narcotráfico conformado por antiguos integrantes de la ex guerrilla Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y liderada por Walter Arizala, Guacho.
El director de la Unidad Antisecuestros de la Policía de Ecuador, coronel Polibio Vinueza, explicó que Guacho mantuvo comunicación con ellos “hasta el 7 de abril por WhatsApp” y que planteaba el canje de los rehenes por “tres detenidos por tráfico de armas en Mataje” (zona del río del mismo nombre).
Desde Lima, donde participa en la Cumbre de las Américas, el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, expresó su condena y aseguró que los hechos “ocurrieron en el Ecuador, con un individuo de nacionalidad ecuatoriana”.
Sin embargo, el gobierno de Ecuador cree que los tres fueron asesinados en territorio colombiano.
La Cruz Roja Internacional anunció que ya fue contactado por todas las partes implicadas, incluidos los captores, para “facilitar una posible operación de recuperación de los restos”.
La última vez que se les vio con vida a los periodistas y el conductor fue en un video en el que aparecían con cadenas al cuello, clamando bajo coacción por un trato con los captores.