Milenio Hidalgo

MERCADO DE LÁGRIMAS

- Guillermo GUERRERO

La Ley General de Salud nos va a convertir en potenciale­s donadores de órganos: esto quiere decir que, de ser necesario, tendrá que ceder su corazón a quien lo necesite sin protestar. Nosotros aplaudimos esta decisión con las siguientes excepcione­s:

Hígados. Si su nombre comienza con “Fe” y acaba con “Lipecalder­ón”, avísele a los doctores que no le vayan a quitar su fuente de placer, no vaya a ser que el receptor amanezca con cruda. También absténgase si usted es Aurelio Nuño, que tiene un hígado de plomo, no se vayan a morir por intoxicaci­ón.

Uñas. Nunca hemos escuchado de un transplant­e de uñas, pero queremos que nos pongan las de Chayito Robles, que dicen que le fue arañando de a poquito al presupuest­o de Sedesol y al final juntó mil 300 millones de pesos. También van a estar disponible­s las de Javidú, pero esas sí nos dan asquito.

Vesícula biliar. Los que echan bilis de tanto coraje deben de abstenerse de donar su vesícula. Casos hay muchos: el dotor Mit, que quiere debatir cada tercer día, pero que nadie le hace caso; Margarita, cada vez que la acusan de que no debería estar en la boleta; y a Fox, cada vez que agarra el Twitter contra Lopitos.

Corazón. Esperamos que alguien encuentre el músculo cardiaco de Salinas, Luis Echeverría, El Jefe Diego o los gandallas que apañaron al mono capuchino y que lo traían amarrado de las patas. Pinchis gachos, ya suéltenlo, snif.

Cerebro. Todos los políticos que tengan cerebro pueden donarlo a la ciencia (se oyen grillos en la lejanía).

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ESPECIAL

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