MERCADO DE LÁGRIMAS
La Ley General de Salud nos va a convertir en potenciales donadores de órganos: esto quiere decir que, de ser necesario, tendrá que ceder su corazón a quien lo necesite sin protestar. Nosotros aplaudimos esta decisión con las siguientes excepciones:
Hígados. Si su nombre comienza con “Fe” y acaba con “Lipecalderón”, avísele a los doctores que no le vayan a quitar su fuente de placer, no vaya a ser que el receptor amanezca con cruda. También absténgase si usted es Aurelio Nuño, que tiene un hígado de plomo, no se vayan a morir por intoxicación.
Uñas. Nunca hemos escuchado de un transplante de uñas, pero queremos que nos pongan las de Chayito Robles, que dicen que le fue arañando de a poquito al presupuesto de Sedesol y al final juntó mil 300 millones de pesos. También van a estar disponibles las de Javidú, pero esas sí nos dan asquito.
Vesícula biliar. Los que echan bilis de tanto coraje deben de abstenerse de donar su vesícula. Casos hay muchos: el dotor Mit, que quiere debatir cada tercer día, pero que nadie le hace caso; Margarita, cada vez que la acusan de que no debería estar en la boleta; y a Fox, cada vez que agarra el Twitter contra Lopitos.
Corazón. Esperamos que alguien encuentre el músculo cardiaco de Salinas, Luis Echeverría, El Jefe Diego o los gandallas que apañaron al mono capuchino y que lo traían amarrado de las patas. Pinchis gachos, ya suéltenlo, snif.
Cerebro. Todos los políticos que tengan cerebro pueden donarlo a la ciencia (se oyen grillos en la lejanía).