Soldado de EU recibe el primer trasplante de pene y escroto
En la intervención quirúrgica participaron 11 especialistas de la Universidad John Hopkins; el paciente señala que la herida “no era fácil de aceptar”, pero ahora se siente “más normal”
UAP y EFE/Washington n estadunidense que perdió sus genitales en una explosión en Afganistán recibió el primer trasplante de pene y escroto a escala mundial. El veterano se recupera bien y se espera que sea dado de alta esta semana, informaron los médicos encargados de la intervención.
Se espera que el paciente, quien pidió mantenerse en el anonimato, recupere pronto su función urinaria y, con el tiempo, la capacidad de mantener relaciones sexuales, señalaron los especialistas de la Universidad John Hopkins a cargo de la operación. Para subsanar la lesión de guerra, nueve cirujanos plásticos y dos cirujanos urólogos de la Facultad de Medicina participaron el 26 de marzo en la reconstrucción de toda la zona pélvica del hombre, lo que implicó trasplantar pene, escroto y parte de la pared abdominal.
La operación experimental tuvo una duración de 14 horas y Los tejidos trasplantados provinieron de un donante fallecido, detallaron los expertos del centro universitario con sede en Baltimore, Maryland.
Hasta la fecha se han reportado otros tres trasplantes de pene exitosos, dos en Sudáfrica y uno en el Hospital General de Massachusetts, en 2016; sin embargo, esas intervenciones quirúrgicas solo incluían el pene y no contemplaban el tejido circundante, lo que hizo de este trasplante el más complejo que se ha efectuado a escala global.
El trasplante del escroto no Los expertos en cirugía plástica y reconstructiva del hospital universitario explican el proceso. incluyó los testículos del donante, lo que descarta que el paciente pueda tener hijos en el futuro. “Simplemente sentimos que había demasiadas interrogantes éticas sin respuesta”, aclaró el doctor Damon Cooney respecto a ese paso adicional que decidieron omitir.
Ese tipo de intervenciones quirúrgicas “puede ayudar a los soldados con genitales faltantes, de la misma forma en que el trasplante de una mano o brazo transforma las vidas de los amputados”, declaró a la prensa el doctor Andrew Lee, presidente de Cirugía Plástica y Reconstructiva en el hospital universitario.
“Confiamos en que el trasplante le permita a este joven recuperar las funciones miccionales y sexuales casi en su totalidad”, agregó Lee. La pérdida del pene, ya sea por cáncer, accidente o lesión de guerra, es emocionalmente traumática, afecta la micción, la intimidad sexual y la capacidad de procrear hijos. Muchos pacientes que padecen esa situación sufren en silencio por el estigma que en ocasiones conllevan sus lesiones.
El paciente señaló que la herida que sufrió “no era fácil de aceptar”, pero ahora se siente “más normal” y con “un cierto nivel de confianza también... Definitivamente ahora estoy bien”.
Los médicos a veces optan por la reconstrucción con la que simulan la forma del pene con la misma piel del paciente. Esa técnica se emplea con frecuencia para atender anormalidades congénitas o durante cirugía de reasignación de sexo, pero implica utilizar implantes para lograr una erección. “Asimismo, debido a otras lesiones, a menudo los soldados no tienen tejido suficiente de otras partes del cuerpo que se pueda aprovechar”, agregó el doctor Lee.
En contraparte, para un trasplante funcional de pene los cirujanos deben conectar pequeños nervios y vasos sanguíneos, lo que significa una intervención mucho más compleja en la que los candidatos enfrentan a riesgos graves, incluido el rechazo del tejido y efectos secundarios por los inmunodepresores que deben tomar el resto de la vida.
No obstante, los trasplantes de pene han generado un fuerte interés entre los veteranos de Irak y Afganistán que han sufrido este tipo de herida de guerra.
De acuerdo con el Archivo de Traumatología del Departamento de Defensa de Estados Unidos, entre los militares de ese país que han ido a la guerra se han registrado mil 367 hombres en servicio que sobrevivieron con lesiones genitourinarias entre 2001 y 2013, aunque en esos informes no se especifica cuántas víctimas han perdido todo o una parte de sus genitales. M