La campaña del miedo de los petroleros texanos
Amedida que se acercan las elecciones presidenciales, no solo hay empresarios preocupados de este lado de la frontera. Del otro también. Si gana Andrés Manuel López Obrador, puede peligrar el superávit energético de EU con nuestro país, mismo que el año pasado superó los 15 mil mdd y que lleva tres años consecutivos de balanza negativa para México.
La caída en la producción de crudo de Pemex (la más baja hoy de su historia) y la decadencia de sus seis refinerías —que la mayoría opera a mitad de su capacidad— nos ha vuelto adictos a la gasolina, el diésel, el gas y la turbosina estadunidenses.
“México es crítico como socio energético de EU, por lo que retirarse de las políticas actuales sería una tragedia para ambos países”, expresó la semana pasada al New
York Times Scott D. Sheffield, presidente de Pioneer Natural Resources, un importante productor de petróleo y gas de Texas.
El año pasado, México importó de EU el equivalente a un millón de barriles diarios de derivados del petróleo, lo que dejó a los empresarios del sector unos 23 mil mdd. Con este gran cliente se anunció hace unas semanas la construcción de dos nuevas refinerías en Texas para cubrir la demanda mexicana. Se trata de Raven Petroleum y MMEX Resources, además de “Chevron y Exxon que también están ampliando sus refinerías en 100 y 200 mil barriles diarios”, señala el analista en energía Ramsés Pech. A estos anuncios se suma la reciente fusión de Marathon con Andeavor, dos gigantes que crearon la mayor firma de refinación de EU y mucho de la viabilidad de la operación venía por la enorme y creciente demanda de este lado de la frontera.
Construir refinerías fue una de las propuestas más cacareadas por el candidato de Morena. “Y sí son negocio. Con las dos que propone López Obrador podríamos bajar la dependencia de petrolíferos de EU a casi 15 por ciento”, explica Pech, “el tema que es que ahora no tenemos suficiente petróleo, pero si se cumplen los plazos de los contratos de Pemex con otras petroleras, este panorama cambiaría en unos tres años, cuando aumentaríamos unos 200 mil barriles extras diarios”. Según sus cálculos, una refinería se paga con ocho años de ahorros en importación y genera además una autosuficiencia energética nunca antes vivida por un país otrora líder petrolero.
“La idea de Morena conceptualmente es buena, pero no tienen sustentado el modelo de la inserción de una refinería en un mercado. Solo falta saber los cómo”, apunta el especialista.
Y esto se podría convertir en una presión más poderosa al menos para Texas que la de la propia renegociación del TLC.