El otro (feo) lado de nuestro Día del Trabajo
El Conapred ha recopilado algunos da- tos que enseñan algunos de nuestros atrasos y problemas en el trabajo, tan celebrado ayer por el gobierno.
Van: en promedio, con la misma preparación académica y en el mismo tipo de trabajo, por cada 100 pesos que ganan los hombres, las mujeres ganan 74.
Por cada 100 pesos que gana una persona sin discapacidad, una persona con discapacidad de su misma edad, escolaridad y ocupación gana 40.
En Chiapas, las y los migrantes de origen guatemalteco trabajan cada semana siete horas más que el resto, pero solo ganan 72 pesos por cada 100 que ganan los demás.
En México, hay una brecha salarial de 33% entre las mujeres que son madres y las que no.
Más de un tercio de las trabajadoras del hogar percibe menos de un salario mínimo (36%).
La mitad de las personas que hablan lenguas indígenas no reciben un ingreso mensual suficiente para comprar la canasta alimentaria básica. Entre el resto de la población, solo 15% está en esa situación.
El Senado y el Conapred acaban de publicar un extenso y preciso estudio de Estefanía Vela que dice:
“El género, el color de piel, el origen étnico, la discapacidad, la orientación sexual, el estatus migratorio y el origen socioeconómico de las personas son algunos de los factores más importantes que condicionan el acceso al empleo y el disfrute de los derechos laborales. En concreto, son factores que condicionan quiénes conforman la población económicamente activa; quiénes acceden a un empleo formal, bien remunerado, con todas las prestaciones y protecciones legales garantizadas; quiénes acceden a ciertas profesiones y ocupaciones; quiénes obtienen buenos ingresos; quiénes tienen la posibilidad de ascender al interior de los centros de trabajo; quiénes están en riesgo de perder el empleo por causas injustificadas; quiénes están en riesgo de vivir violencia al interior del empleo; y quiénes están a cargo del trabajo del hogar (remunerado y no remunerado). Básicamente: la discriminación determina quién entra, quién sale, quién sube, quién baja, quién se estanca, quién vive violencia, quién goza de salud, quién goza de prestaciones, quién gana millones, quién disfruta de un retiro, y quién apenas sobrevive en el empleo (y más allá). La injusticia laboral está íntimamente relacionada con la discriminación. No puede entenderse un fenómeno sin el otro”.
Así.