¿Un 5 de mayo más gringo que mexicano?
Quitando a la Heroica Puebla que casi se paraliza por los desfiles (militar y civil), celebraciones que hace y que hasta una representación bien montada efectúa del evento, y en donde el presidente de la República participa pasando revista a las fuerzas armadas que por allá se concentran, casi nadie más dentro del territorio nacional festeja a la famosísima (fuera de nuestras fronteras) Batalla de Puebla, acaecida hoy cinco de mayo, pero de 1862, para ser exactos hace 156 años.
Y cuando menciono esto es totalmente en serio lector mío, salvo las tareas de primaria que encargan a los infantes y uno que otro escueto comentario, para México la victoria del General Ignacio Zaragoza y su segundo a bordo Porfirio Díaz, contra el ejercito francés es punto menos que una fecha de almanaque no tiene una identidad ni un arraigo desbordante.
Ese día por la mañana se le gano en términos reales al ejército más poderoso del mundo de aquella época, aclaro, solo fue una batalla, a la postre la guerra la perdimos y Don Maximiliano nos gobernó.
Lo anterior cuando hablamos del vecino país del norte es la otra cara de la moneda, es sin lugar a duda, “la celebración” más relevante después de su día de independencia, dicho por expertos, incluso por encima del famosísimo San Patrick´s Day.
Pero y ¿Cómo por qué es eso? La respuesta es desconocida para mucha gente, pero de lo más lógico para los que viven cruzando el río Bravo. Para empezar, le debo de comentar que Don Zaragoza tenia el mentado apodo del “Chinaco Fronterizo” por la sencilla razón de que era oriundo de Texas (leyó bien), le aclaro que esto fue cuando esa terruño todavía era de por estos lares y no lo había regalado, perdón vendido el Señor Santana.
La victoria que él obtuvo fue recibida en su tierra con un enorme beneplácito, era para ellos un verdadero héroe enfundado en un uniforme militar que representaba patria y libertad, con el tiempo se fue edificando un mito y leyenda en torno a su hazaña, llegando a ser tomada como el estandarte del pueblo donde nació, que hoy en día lleva el nombre de Goliad, cerca de Corpus Christi, y aunque no lo crea el Senado actual de Texas, en 1999 declaró ese lugar como el sitio “oficial” para celebrar el Cinco de Mayo.
Y le cuento que año con año en aquel lugar la cosa se pone literal, de verbena popular, con música, baile folklórico, “barbecues” y toda la cosa.
Con el tiempo y el cambio de la historia (Texas se anexo a los Estados Unidos), esta tradición se perpetuo y empezó a ser tomada por los activistas chicanos de allá y la han tomado como un orgullo de la comunidad latina, como un orgullo que recuerda a sus raíces y a la lucha contra el mundo opresor y la búsqueda de su libertad, y que para como andas las cosas ahorita, este año ha venido como anillo al dedo.
Hoy en día es en “USA” un fenómenos de masas, es una celebración nacional donde hasta el presidente participa (bueno este año con Trump no), de norte a sur y de esta a oeste, las comunidades mexicoamericanas se reúnen para convivir en festejos que duran dos días.
Obvio es que, al tratarse del país del capitalismo, el “marketing” se pone a todo lo que da, es el momento para que todos se sientan un poco mexicanos, mariachis, banderas de México, tacos, fajitas, carnes asadas, sarapes, sombreros, piñatas, margaritas, cerveza y mucho tequila hacen su aparición en escena.
La verdad es que el día de hoy es más gringo que mexicano, tiene mucho más identidad por allá qué por acá, se festeja y en grande, incluso aseguran esta en el top 5 de los días de mayor consumo de bebidas alcohólicas que se tiene de todo el país.
Así que la siguiente ocasión que un estadounidense ingenuamente lo felicite por el 5 de mayo, sonríale y con calma explíquele el origen de tan mentado evento, que, si bien para nosotros es una buena fecha para conmemorar, es más un grito de las minorías de por allá y la historia de México es el pretexto ideal para poderlo realizar.
Que pase un excelente fin.