Libertad y redes sociales
El filósofo Jürgen Habermas (Düsseldorf, 1929) ha llamado la atención sobre un punto que suele omitirse en la discusión sobre las redes sociales, consistente en el aprendizaje de su uso. La invención del libro impreso convirtió a todas las personas en lectoras en potencia, pero tuvieron que pasar siglos hasta que toda la población aprendió a leer; internet, que hace a todo mundo autor en potencia, tiene apenas dos décadas, por lo que tomará tiempo para que se aprenda a manejarlo de manera civilizada.
El teórico alemán, acaso último representante de la Escuela de Fráncfort, dice a El País que por supuesto ya hay millones de nichos subculturales útiles en los que se intercambia información fiable y opiniones fundadas, como los blogs científicos que intensifican su labor académica, o los pacientes de males raros que intercambian información con otros enfermos en sitios apartados del mundo, mundo que, sin embargo, está en pañales en el uso civilizado de la red. Que es donde se relaciona el tema de la libertad. Felix E. Oppenheim, coautor del Diccionario
de política (Siglo XXI Editores), recuerda una expresión del Gran Inquisidor de Dostoievski: “Hoy la gente está más convencida que nunca de que tiene absoluta libertad; sin embargo, nos ha entregado su libertad y la ha puesto humildemente a nuestros pies”. Si hace tres o cuatro décadas no se podía pensar en algo más que un gobierno autoritario cuando se leía aquella sentencia, hoy se ajusta a la perfección a Facebook y al escándalo de fuga de datos asociado a la recién desaparecida Cambridge Analytica.
Salvo que Facebook y Twitter hoy son algo más que un espacio en que la libertad del individuo parece elástica. En el propio
Diccionario… se dice que el liberalismo clásico, desde Locke hasta Spencer, sostenía que el Estado debería limitar la libertad de una persona cuando y solo cuando fuera necesario proteger los derechos fundamentales de otra persona, considerados como correspondientes a los derechos naturales.
Porque cualquier sociedad organizada está constituida, como apunta Oppenheim, por una red intrincada de relaciones particulares de libertad y de no libertad, pues no existe nada semejante a la libertad en general. Ahí están los retos y alcances sobre la libertad y el uso civilizado de las redes sociales.