Milenio Hidalgo

LAS TIJERAS SEXUALES

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l Kamasutra nunca pasará de moda porque sus posturas siempre se podrán llevar a cabo mientras haya gozosos practicant­es que actualicen las indicacion­es y exploren sus variantes. No hay que olvidar que este manual del arte del placer fue creado para que los hombres y las mujeres de la aristocrac­ia india pudieran tener relaciones sexuales armoniosas que aplicaran el arte de las caricias, los besos, los estados de ánimo, las posiciones que favorecen el orgasmo, ¡y eso nunca pasará de moda!

Una de las posturas que se mencionan en este manual es la “de las tijeras”, la cual curiosamen­te no se explora tanto en las relaciones heterosexu­ales, siendo más común (y hasta mítica) en las lésbicas. Sin embargo, en ambos casos resulta delicioso saber explorar, desmenuzar, repetir y jugar con sus variantes. Aquí algunos consejos. Para parejas hetero Para realizarla es necesario que ella y él se acuesten en lados opuestos de la cama y abran las piernas para adoptar una posición semejante a la de unas tijeras abiertas. Las pelvis de ambos deben acercarse hasta que los sexos se unan para llevar a cabo la penetració­n, la cual debe ser lenta pues, debido al acomodo, el pene puede llegar a lastimarse si entra con brusquedad.

Cuando estén unidos lo más importante es encontrar un punto en donde sientan placer. Para conseguirl­o es necesario moverse sutilmente hasta ubicar un lugar en la vagina que genere sensacione­s sabrosas y no dolor. Ojo: no importa el tamaño del miembro masculino sino la manera en que se mueve la pareja. Aunque sea pequeño, si se sabe estimular la vulva y la entrada vaginal habrá gemidos femeninos de alegría.

A nivel visual tiene diversas variantes: la pareja puede levantar el torso, sosteniénd­ose con el antebrazo que descansa sobre la cama, con lo cual podrán mirarse uno al otro; eso le agrega excitación al momento, pues aunque cierren los ojos de vez en cuando podrán admirar a la persona deseada mientras siente placer, y eso es riquísimo. Otra opción es que descansen la espalda en la superficie de soporte. En este caso sus ojos verán hacia el techo, pero podrán relajarse al no promover tanta tensión muscular.

La parte más entretenid­a es la búsqueda del chupicentr­o de sabor, es decir, esos lugares en el interior femenino donde se concentran las mejores sensacione­s. Muchas veces tan solo es necesario moverse unos centímetro­s para notar la diferencia. Quizá ellos perciban una zona más rugosa o redondeada. ¡Buenísimo, porque ahí puede haber una fuente de intensos orgasmos! Ellas no notarán tanto la forma, sino una sensación diferente a la que tienen cuando se acercan al orgasmo de clítoris.

Ubicado el punto, lo que hay que modificar es el ritmo de la penetració­n. Quizá sea necesario meter más velocidad o presión, o probableme­nte se busque mayor suavidad pero con un movimiento constante que dure un buen rato. Si la penetració­n se dificulta, con un poco de lubricante o aceite sensual va a mejorar por mucho. Les recomiendo tener cerca un balín o huevo vibrador que se pueda colocar sobre el clítoris, para que se tenga la estimulaci­ón interna y externa. ¡Placer garantizad­o!

Si el hombre siente que se encuentra cerca del orgasmo, puede detener todos sus movimiento­s sin abandonar la postura. Muchas veces es necesario apenas un minutito de reposo sin separarse para evitar la eyaculació­n y poder seguir moviéndose. Esto los llevará a ambos por un mágico viaje de sensacione­s que pueden irse prolongand­o si así lo desean. Al final, llegar al clímax será Enséñale a la muerte ese salvaje canto de un sexo hecho clavel líquido del aire. Enséñale los bordes del vuelo del deseo. Que dancen los cuerpos con vocación de sombra, que pronuncien tu nombre por pasillos de fiebre, que en presagios de luz se transforme­n los brazos hasta que el grito arañe horizontes y escalas, nidos, perfumes, semillas, maderas, escotes, lucernas llenas de fuego: frutos de vida. Volverán después las miradas a su espejo vacío. Promesas de ceniza serán: ceniza misma. Además del sexo oral, es una de las posibilida­des eróticas que más excitan a las mujeres homosexual­es y a l@s consumidor@s de pornografí­a lésbica, pues suelen aparecer en los videos de sexo entre chicas. Por lo regular, en estos clips muestran las piernas unidas de tal manera que los dos clítoris se rocen, ya sea que estén las dos estiradas hacia atrás o una encima de la otra.

El punto importante es no casarse con la idea de que unas buenas tijeras lésbicas tienen que unir vulva con vulva. Con frecuencia, debido a la estructura ósea de cada chica no es tan sencillo lograrlo, pero eso no debe ser impediment­o para abandonar la misión, pues se puede frotar el área contra el muslo ajeno, la cadera o la rodilla. Si una de ellas es más bajita de estatura, podría ponerse arriba para frotarse en la parte interna del muslo o tratar de sentarse sin perder la postura de las tijeras, apoyando las manos en la cama. Este acomodo es muy atractivo visualment­e, además de que pueden estabiliza­rse con una mano solamente para poder acariciar con la otra los senos. Por supuesto, los huevos vibradores son más que bienvenido­s.

Es interesant­e ir variando la postura: se puede comenzar con la pareja acostada e irse levantando y acomodando hasta que una quede encima de la otra. Entonces se pueden separar las piernas, abandonar las tijeras y pasar a la estimulaci­ón con la mano. El ritmo con que se frotan depende de cada una, pues hay quienes prefieren el roce intenso y veloz, mientras otras gustan de la suavidad total. M

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